martes, 28 de octubre de 2008

Halloween muerte de la Tradición católica



El Día de Difuntos y el de Todos los Santos comienza a morir entre nuestros niños, va avanzando rápidamente entre los jóvenes y empieza entre nuestra gente adulta de apoco. La gran tradición cristiana de honrar a sus muertos en las grandes ciudades de Latinoamérica incluido el Perú, se bosqueja el final de una de las costumbres católicas más arraigadas y que se ve atentada en su doctrina de la Comunión de los Santos, se impone la victoria de la telebasura, el marketing, el mal gusto y la falta de trascendencia y delicadeza intelectual.

Triunfó el Halloween: calabazas, disfraces siniestros, bromas sin sentido y rituales paganos importados representan una grotesca caricatura existencial de lo que en Irlanda y Estados Unidos es tradición y en Perú mascarada. Fea vulgaridad en el trato con la muerte frente a la mística del recuerdo de los difuntos amados, mística que estas líneas refieren no tanto al hecho religioso como herencia grecorromana, judía, celta, cristiana, visigoda, árabe y pagana de nuestros antepasados sino como romántico impulso del corazón que evoca a los que fueron su sangre de amor y ternura. No es éste un artículo únicamente de apología de la belleza de la liturgia católica el día de Difuntos sino, mejor, un grito apasionado en defensa de nuestra identidad cultural, histórica y ancestral frente a la absurda apropiación yankee de las costumbres y ritos milenarios de la Iglesia católica. Y no se critica, insisto, Halloween en los pueblos de raíz anglosajona, donde tiene sentido como legado celta y cristiano en memoria de los difuntos en Irlanda y Norteamérica.




De las pantallas de Hollywood la moda de Halloween llegó hace no muchos años a Perú. Y he aquí que, abandonando la riqueza cultural de la Fiesta de Todos los Santos, por no decir religiosa, se puso un disfraz horroroso y se dedicó a conjurar el miedo a la muerte primero con una fiesta infantil no hay colegio que no lo celebre, Segundo con los jóvenes discotecas llenas de música instridente, alcohol, orgias y drogas y tercero los adultos que contribuimos de un modo u otro so el pretexto de modernidad que nuestros valores cristianos sean mancillados y remplazados por una cultura de muerte y de desenfreno.



Esta columna expresa la tristeza de alguien que a sus cuarenta y ochos años contempla lo que nunca imaginó de joven estudiante en Piura - Perú: cómo Halloween, despojado de su religiosidad y trascendencia para Irlanda y sus nietos estadounidenses, se metamorfosea en Perú en una fiesta pagana, consumista, inculta y fea que para la mayoría de los jóvenes peruanos ha suplantado el contenido humanista y espiritual, romántico y místico, del Día de Difuntos y el de Todos los Santos. Resulta penoso comprobar cómo los muchos peruanos que critican a los Estados Unidos, desprecian sus virtudes de laboriosidad, casi ausencia de envidia, patriotismo sincero, honestidad, generosidad y rectitud, enjuician con aire de suficiencia su sistema democrático, ridiculizan su modo de vida (que, además, desconocen porque nunca han vivido en tan gran país), ofenden su bandera y odian su cultura, sin embargo, visten como ellos, consumen hamburguesas y comida basura, cambian los Reyes Magos por el icono coca-colero del Papá Noel, cantan su música, ven su cine, leen sus best-seller, y ahora truecan la honra a los muertos por una fiesta presidida por una calabaza sonriente, iluminada y desdentada.


Chesterton, en su artículo «Las costumbres funerarias», escribió que «Esparcir flores sobre una tumba es simplemente el modo en el que una persona normal comunica con un gesto cosas que sólo un gran poeta podría expresar con palabras». Todavía los cementerios de Piura acogen el gesto poético, existencial, romántico y místico de depositar flores en la tumba del ser amado, mientras los labios del corazón pronuncian una plegaria religiosa o agnóstica más, siempre, beso de amor en la memoria del amado ausente. Un rito sublime en su delicada hermosura cultural, mística y afectiva ahogado por la risa huera de una calabaza iluminada, por soniquetes mal traducidos entonados por autómatas del guiñol del consumismo festivo en vez del misterio sonoro de un miserere, un responso o un rosario por el eterno descanso de un alma, por ropajes que disfrazan la muerte de charada cuando, sin Dios, la gran charada es la muerte. Los jóvenes peruanos, envenenados por la telebasura el marketing y la vaciedad de sus líderes culturales, religiosos y familiares, desconocen que para saber vivir hay que saber morir, y que, como el agnóstico Octavio Paz razonó en su ensayo «Todos santos, días de muertos», «es inútil excluir a la muerte de nuestras representaciones, palabras e ideas, porque ella acabará por suprimirnos a todos y en primer término a los que viven ignorándola o fingiendo que la ignoran».

Los adoradores peruanos de la calabaza colman los versos de García Lorca en la 'Danza de la Muerte': «Pero no son los muertos los que bailan, estoy seguro, son los otros los que bailan con el mascarón y la vihuela», y en Perú bailan los que deberían arrodillarse ante la tumba de un antepasado, meditar entre los panteones y nichos de un camposanto solitario, detenerse ante una cruz sin nombre o adornar con una flor una tumba abandonada. Bailan cuando deberían llorar, gritan cuando deberían musitar una oración o una poesía, juegan cuando ni la vida ni la muerte son un juego. El ruido, la algarabía y la vaciedad de Halloween gangrena el alma, antaño hermosa en su místico trato con la muerte, de Perú.

Recita el poema «Se está muriendo el Otoño», de Juan Ramón Jiménez: «Es un silencio de parques olvidados; huele a tierra de cementerio, y se oye la lluvia en la fronda muerta. Y a la triste claridad de la luna amarillenta, un ruiseñor llora dulces preludios entre la niebla». Sin silencio, sin olor a tierra de cementerio, a la triste claridad de la luna, se pierde hoy en la niebla de la ignorancia latinoamericana el recuerdo de los difuntos y el trato místico con la inseparable muerte: no saben los peruanos y latinoamericanos que, viviendo sin meditar que vamos a morir, está muriendo el Perú y Latinoamérica.

Las dos fiestas cristianas, deformadas, recalaron en países no latinos para transformarse en una fiesta pagana: Halloween. En Perú, la Iglesia tiene la grave obligación de tomar una iniciativa para trata de limpiar de la escoria de los siglos esta antigua fiesta cristiana y devolverle el esplendor de su origen. Y cuando hablo de Iglesia hablo de todos los bautizados en Cristo.

Nota: Datos tomados de R.P. Alberto Gatón Lasheras
Fraternalmente

sábado, 25 de octubre de 2008

LOS MILAGROS DEL CAUTIVO DE AYABACA


Con palabras no se puede explicar el fervor popular al Señor Cautivo de Ayabaca. Hay que tener suficientes ojos y suficientes oídos para mirar y oír lo que acontece cada octubre en el que los caminos hacia Ayabaca se llenan de trajinantes de diversos rincones del Perú.


Todos quieren venerar al Señor y pedirle lo imposible. Lo posible lo resuelven los humanos. Lo imposible es el territorio providente de Dios. El inventario de imposibles es un abecedario de males incurables – especialidad del Cautivito- como el cáncer, el Sida, la parálisis del cuerpo, la infertilidad del vientre estéril, la pérdida irreparable de la memoria, la pobreza, el miedo invencible a la muerte, el olvido de los hijos, el juicio perdido, el jefe zamarro y hasta los alcaldes que no aciertan una a favor de sus pueblos todo ello hay que “encomendarlo al Señor”.Con sus pedidos en los labios y los ojos cubiertos de lágrimas acuden al Cristo llagado en cuyo santuario se congrega un mar humano de fieles venidos de la costa y de la sierra. Una legión de penitentes y sufridores, son ex reclusos, convertidos en mansos corderos.


Otros son los peregrinos con su promesa a cuestas. Ellos pagan con su sacrificio un milagro concedido. También concurren narcos y paseros, mujeres de mala vida, policías, jueces y fiscales temerosos de una serruchada de piso. Agricultores que como todos los años ruegan que el “cordonazo” de las lluvias les garantice un año pródigo de cosechas. Y también periodistas que cubren con piedad su inaudita curiosidad.También concurren los comerciantes de toda laya, chunchos del mismo Amazonas con boa en cuello, bocadilleros, vivanderas con sus cecinas y chifles recorre ferias porque el Señor les da de comer a todos.


Devotos del Cautivo vienen de Ecuador y de Colombia y se confunden en esta feligresía que copa a bote la plaza de Ayabaca cada 13 de octubre. Para los ayabaquinos el Señor es ocasión del reencuentro. Mineros y antimineros se arremolinan fervorosos a sus pies para redimir pecados y sacar fuerzas para mantener la controversia. Ahí están Ayabaca y su pobreza y el Señor con su santuario cubierto de luciérnagas y de ruegos. Otros con lágrimas en los ojos repiten, a cada rato, que el Señor no tiene límites para su amor. Uno de sus adoradores nos relata como en el quirófano sintió las manos del Cautivo sobre su remendado corazón y está vivo para contarlo. El hijo drogadicto hoy bebe agua y le cogió asco a la pasta, confiesa una madre de sienes plateadas. El desocupado, dice, encontró trabajo. La meretriz colgó las voluptuosas tangas de labor y ahora pertenece a un grupo de oración. El parapléjico logró mover sus manos. El pescador se libró de los naufragios invocando de rodillas al Cautivito. El policía obtuvo el ascenso esperado justo en octubre. Mi hijo ingresó a la universidad, repite una madre agradecida. Todo eso hace el Señor y mucho más. El ex recluso se despoja de su túnica morada para mostrarme el tatuaje del Señor que lo protegió durante todo el tiempo que estuvo preso. Otros piden fortuna. Otros recobrar la salud. Otras un buen matrimonio y no faltan los que ofrecen a sus hijos para el servicio del Señor.


Durante la noche una serpiente de camiones y buses marcha por ese camino culebrero en la cordillera que conduce a Ayabaca. El frío de la noche hiela los huesos pero aquí estamos.Velas, estampitas, imágenes de yeso y palo santo que han sido frotadas en el manto del Señor son valiosas reliquias. Tantas miradas puestas sobre este rostro adolorido y esas manos tumefactas. Tantas invocaciones en la noche de los brujos curanderos al Rey Cautivo. Las canciones del ciego Pablito Maldonado son el recado obligado que llena los corazones de los más puros sentimientos. En este asomarse al mismo cielo que es en octubre el fervoroso pueblo de Ayabaca.
Publicado por MIGUEL GODOS CURAY en 16:43

El Señor Cautivo de Ayabaca




La fiesta del Señor Cautivo de Ayabaca

Como todos los años cada 12 de octubre en la Diocesis de Chulucanas especificamente en el poblado de Ayabaca -ubicado a cuatro horas de Piura- recibe un mar humano de peregrinos. Durante los tres días de celebraciones se forman colas interminables para ingresar a la iglesia, tocar al "cautivito", pedir su bendición y agradecer sus milagros. Los devotos portan cirios, velas, llaveros, imágenes, detentes y todo lo que sea posible para recordar su fe y, con un poco de suerte, tocar el hábito del Señor. Al final de la jornada, no se puede caminar por el templo porque el piso queda cubierto de gruesos estratos de cera derretida.

Es una gran fiesta religiosa donde prima el encuentro personal con Cristo, los peregrinos se acercan a su Señor penitentemente: Caminando descalsos, de rodillas, cargando una cruz, peregrinando largas distancias muchas veces con hambre y sed y terminan confesando sus pecandos ante el sacerdote para que les de la absolucion de Dios.

Es una demostracion de agradecimiento a Jesus por las bendiciones recibidas: Sanaciones, conversiones, proyectos realizados entregandole al cautivo sus primicias para el sostenimiento de la Diocesis de Chulucanas, Iglesia local que es pobre en recursos.

Es una fiesta de alabanza al buen Dios porque esta presente en cada uno de sus hijos como Padre
y los guia por el sendero del bien.
Es una accion de suplica de fieles que pide su intervencion en los acontecimientos dificiles de su vida cotidiana y reclaman la justicia divinina ante la impotencia de ser escuchados.

La Leyenda de la Imagen:

Fría y recostada sobre una alta cordillera al pie de "el Calvario", está la pequeña ciudad de Ayabaca a 2,815 metros sobre el nivel del mar. La riqueza del cristiano pueblo de Ayabaca es una imagen de Señor Cautivo que ha atraído, durante años, miles de peregrinos de todo el Perú y de la vecina República del Ecuador y Colombia.

La imagen del Señor Cautivo es una talla, cuyo origen, no tan antiguo, está mezclado con la leyenda. El año 1751 el Padre García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Jesús. Llevaron un tronco de cedro del cerro Zahumerio de Jililí a Ecuador. Según la leyenda, los escultores pusieron estas condiciones para realizar la obra: que se les pasaran los alimentos solamente una vez al día, al amanecer y que nadie les viera trabajar. El precio lo arreglarían después.

Según lo convenido cada día, por una ventana, les pasaban la comida. Deseando conocer como iba la obra, los vecinos del pueblo se acercaron a la casa; llamaron y al no obtener respuesta, entraron, encontrándose con la comida intacta y con una gran sorpresa: En aquella habitación, había una hermosa escultura de Jesús, con las manos atadas, un Nazareno. Su estupor fue grande porque no estaban los escultores. Desde entonces, cuando se habla del origen de la imagen se dice que "es obra de ángeles". En 1904 el P. Velásquez inauguró el templo, notablemente reconstruido interior y exteriormente: bendijo solemnemente el púlpito, columnas interiores y exteriores del templo y varios altares.

Del 13 al 25 de Julio de 1957 la imagen recorrió casi todo el departamento de Piura con el fin de reunir fondos para la reconstrucción de las torres del Santuario, recaudándose más de medio millón de soles, con lo que se hizo la obra. El año 1974, se refaccionó todo el presbiterio, poniéndose dos escalinatas para facilitar la veneración de la imagen. También se reconstruyó la fachada y se cambió la teja por eternit.

La titular de la Parroquia es la Virgen del Pilar cuya hermosa Tala traída de España en 1930 está en el altar mayor. El pueblo sin embargo tiene más devoción a la otra imagen pequeña y de piedra que está en un altarcito lateral. Es la que todos los años salen en procesión el 12 de octubre.

La fiesta del Señor Cautivo es el 13 de Octubre.

jueves, 23 de octubre de 2008

Combatiendo a la corrupción (I) El papel de la Iglesia de Piura



Cómo la iglesia debe ayudar a combatirla, empezando por limpiar su propia casa.


El papel de los Obispos de Piura frente a la corrupción


"La paja en el ojo del gobierno y la viga en el de la iglesia"


Aunque es difícil hablar generalizando a todo el Departamento de Piura y Tumbes, puedo afirmar con seguridad que muchas víctimas de la corrupción en el terreno público están yendo con los líderes religiosos en busca de ayuda. Los Obispos, los sacerdotes y los laicos comprometidos no son los únicos jugadores que luchan contra ese monstruo llamado corrupción, sin embargo su papel es crítico para la solución.


Este ir con la iglesia es reconocer el papel que ella juega en la solución de los asuntos de interés público. Las personas también reconocen así el mandato moral y la misión de la iglesia en los asuntos públicos para defender a los débiles y oprimidos. Los líderes religiosos no deben ver con ligereza esta responsabilidad moral.


La corrupción es un término amplio, con muchas dimensiones, como bien deberá comprender el observador religioso. Mwanalushi Muyunda, en Corrupción, pobreza y buen gobierno, ofrece una definición de varias facetas. En su base central, la corrupción es la traición a la confianza. Es el mal uso del poder confiado para la ganancia personal, por ejemplo, el mal uso de un puesto público para beneficios propios y con daño a los demás; y toma varias formas, como extorsión, apropiación de bienes públicos para uso privado, fraude con fondos públicos, cohecho, nepotismo y otras. Corromper es destruir o pervertir la integridad o fidelidad de una persona en la realización del deber; es inducir a una persona a actuar deshonestamente o sobornar; es el acto de solicitar u ofrecer gratificaciones, aceitadas
o mordidas.El tema de la justicia está en el mensaje de la Biblia que los clérigos dicen servir. ¿Por tanto, cuál es el papel de los líderes religiosos en el combate de las injusticias sociales y políticas?Para comenzar, todos los consagrados ya sean Obispos, Sacerdotes, religiosos o laicos comprometidos deben renovar el entendimiento de su llamado, entendiéndolo de acuerdo con el más alto estándar y entender que ellos rendirán cuentas en ese estándar. Ellos están en este mundo, pero no son de él; son líderes en una comunidad cristiana que está sostenida no por valores terrenales, sino celestiales. Ellos son en todas las cuestiones morales la luz y la sal de los asuntos públicos. Al renovar su compromiso, ellos se elevan a un nivel en la vida sentida en la iglesia y en la comunidad entera. Ésta es el arma de la iglesia para luchar contra la corrupción.

Demasiadas veces, las Iglesias de Piura-Tumbes y Chulucanas son afligidas por la corrupción, la que socava su testimonio en el terreno público. Nuestros obispos no guían a ángeles, sino a un laicado que a diario está involucrado en los asuntos de la sociedad. Algunos de esos fieles incluso sirven en la pastoral y comités de la iglesia y son testigos de su corrupción. Es muy difícil para los clérigos hablar contra la corrupción si la administración eclesiástica sufre la misma corrupción que la administración pública. Como Jesús dijo, “¿Cómo te atreves a decir a tu hermano: Déjame sacarte esa paja del ojo, teniendo tú una viga en el tuyo?” (Mateo, 7, 4)

Hay, desafortunadamente, muchos ejemplos de corrupción eclesiástica que mostrar. Las personas que dicen recolectar fondos para construir iglesias y para programas de ayuda, resultan ser impostores. Sacerdotes de la iglesia son sorprendidos en fraudes con fondos de la parroquia. En un caso, un Párroco en nombre de su parroquia solicita por medio de su obispo a la cooperación internacional una donación de 25,000 dólares con el fin de adquirir un vehículo destinado para la pastoral de su parroquia, recibida la donación este lo adquiere no a nombre de la parroquia en que trabaja sino en su nombre ¿Qué es esto? Estafa - robo. Algunos obispos o párrocos son culpables de selecciones injustas de personas en sus iglesias cuando no siguen lo que estable el Derecho Canónico sobre la administración de los bienes de la Iglesia. Estos y muchos otros son frutos de la corrupción.

Los laicos y el hombre público ven con sospecha a la iglesia cuando ella habla contra la corrupción y los mismos líderes religiosos han sido injustos o han fallado en la administración de sus propias casas. Esta falta de disciplina es, desde luego, común en la historia de todas las instituciones, incluyendo a la iglesia; pero eso no es excusa para ignorarlo o condonarlo.

Para que las Iglesias de Piura-Tumbes y Chulucanas sean efectivas al atacar a la corrupción en el terreno público, sus líderes deben erradicar la injusticia y la falta de rendición de cuentas en sus parroquias. Esta es la única manera en la que ellos pueden realizar la presencia de Dios y su gloria en los que son injustos en el campo público. También, ésta es la forma en la que los laicos emularán la justicia en la iglesia y la aplicarán en los asuntos públicos, como verdaderos embajadores de Nuestro Señor Jesucristo.

El poder de asociación es de tal magnitud que cuando sólo uno de los religiosos se comporta equivocadamente, la imagen total del cuerpo de Jesucristo se mancha ante los ojos de gente corrupta. En lugar de obedecer a Dios, ellos preferirán pedirle a la iglesia que se quite la paja del ojo antes de retirar la viga del suyo. Si la iglesia no se libra de las facetas de la corrupción tratadas antes, su misión en el mundo será obstaculizada. Es imperativo que los líderes de la iglesia se santifiquen ellos mismos para que su misión sea efectiva.

Fraternalmente en Cristo

Félix A. Rangel Morales

FOTOS DE PIURA

ESCULTURA DE JESUS EN CEMENTERIO SAN TEODORO
CASA MUSEO GRAN ALMIRANTE GRAU

AVENIDA GRAU


SAN MIGUEL DE PIURA CIUDAD SEÑORIAL Y GENTIL

La ciudad de Piura, ordenada y dinámica, es famosa por el espíritu alegre y hospitalario de sus pobladores. Su acogedora Plaza de Armas es una de las más hermosas de la costa peruana. Rodeada de árboles de tamarindo, que brindan una refrescante sombra en medio del agobiante calor, la ciudad combina historia con modernidad.En las últimas dos décadas, gracias a fuertes inversiones privadas, el departamento se ha convertido en un fundamental polo de desarrollo. Sus feraces tierras han sido cuna de ilustres hombres como Miguel Grau, El Caballero de los mares; José Ignacio Merino y Luis Montero, destacados pintores; Carlos Augusto Salaverry, notable poeta; y José Cayetano Heredia, considerado el padre de la medicina peruana. Piura es asimismo apreciada por su música (tondero y marinera); su exquisita comida; y su variada artesanía en la que destaca la cerámica de Chulucanas; los arreglos florales con restos marinos y las filigranas en oro y plata.

HISTORIA DE SAN MIGUEL DE PIURA


PIURA ANTIGUA
El territorio donde se extiende el actual departamento costeño de Piura estuvo habitado en tiempos remotos por los tallanes. Posteriormente, la zona tuvo influencia del reino Chimú, y desde los años 500 a.C. hasta 500 d.C. floreció Vicús, la misma importancia cultural local.

Esta cultura sobresalió por su cerámica inspirada en variadas especies zoológicas (copió y recreó a la cultura Mochica) y por su delicado trabajo de orfebrería (vasos ceremoniales, pectorales con pequeños discos de oro, estatuillas, narigueras y pendientes, entre otros).

Cuando el imperio del Tahuantinsuyo extendió sus conquistas por el norte, enfrentó una férrea y prolongada resistencia de los ayahuacas y huancabambas.
Durante la Colonia, San Miguel de Piura fue la primera ciudad fundada por los españoles.

Su asiento primitivo estuvo cerca de Sullana (zona que resultó inhóspita), luego se trasladó a Paita, donde las lluvias y las amenazas de los piratas motivaron en 1588 su última y definitiva mudanza.