jueves, 4 de junio de 2009

Carta a ex sacerdote católico Alberto Cutié

Del escándalo a la Herejía. Diferencias con la iglesia episcopal.
Lo que se pierde al dejar la Iglesia de Cristo

Saludos Alberto Cutié

Hoy estaba regresando de dar un curso de defensa de la fe y me entere por las noticias del ‘paso’ que estabas dando. Desgraciadamente hiciste lo que ya habías dicho entre líneas en tu ‘famosa entrevista’. Has abandonado la Iglesia que Cristo fundó: la Católica y te has unido a la iglesia episcopal que tiene sus orígenes de fundación en el Rey Enrique VIII en 1534. Al ingresar a una “fe y moral errónea” has caído automáticamente en ex comunión.

Te escribe de nuevo Martin Zavala, del sitio www.apologetica.org y www.cristianosonline.org para comentarte algunas cosas que seguramente has olvidado y alguien te las debe de recordar.
Leí el comunicado de prensa que hiciste y al parecer sigues sin darte cuenta del mal y lo grave que has hecho. De hecho hay gente que no se ha dado cuenta de lo que está pasando realmente con todo esto.

Por favor ¡Despierta! Con tu decisión estás ex comulgado automáticamente, el Exmo. Arzobispo de Miami John Favalora, luego de saber que has ingresado a la iglesia episcopal, ha hecho una declaración y dice:

“Me siento sinceramente decepcionado con el anuncio hecho en esta tarde por el Padre Alberto Cutié de que se une a la Iglesia Episcopal. De acuerdo a nuestro derecho canónico, con esta acción, el Padre Cutié se separa a sí mismo de la comunión de la Iglesia Católica Romana (c. 1364, 1) al profesar fe y morales erróneas, y rehusar la sumisión al Santo Padre (canon 751)”. ..
Esto significa que el Padre Cutié se destituye a sí mismo de la completa comunión con la Iglesia Católica…”

El canon 1364 que esta citando el arzobispo dice textualmente: “El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el canon 194.1, 2; el clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el canon 1336.1, 1, 2 y 3. Cfr. CIC, can. 751 sobre la herejía.”

Cuando el Código de derecho canónico menciona que cae en excomunión latae sententiae quiere decir que es automática sin necesidad de un juicio. Es ipso facto o por el mismo hecho de la gravedad. Tú mismo, al abandonar la fe y caer en herejía, te has excomulgado.
No es como dices en tu comunicado que amas y amarás siempre a la Iglesia católica; que los llevarás en tu corazón; que buscarás la unidad… ¡Despierta! Hermano Alberto. ¡Reacciona! La fe verdadera no es una ‘sombrilla’ como tranquilamente lo dices en tu comunicado, pues con tu nueva ‘fe’ episcopal…
  • Rechazas la autoridad del Pastor universal y la infalibilidad del Papa;
  • Rechazas la enseñanza de la Iglesia de Cristo;
  • Rechazas el santo sacrificio de la Misa y la Presencia Real de Jesucristo de convertirse el Pan y el Vino en el cuerpo y la sangre de nuestro Señor. Por eso allí no hay sagrario y cualquier bautizado siempre comulga olvidando el consejo del apóstol Pablo.
  • Rechazas el amor y devoción a la Virgen María tal como lo hemos creído por casi 2000 años.
  • Rechazas la doctrina cristiana sobre el Purgatorio.
  • Rechazas los Dogmas de la Inmaculada Concepción y la Asunción de la Virgen.
  • Rechazas los siete libros deuterocanonicos (Tobías, Judith, Baruc, Sabiduría, eclesiástico y los libros de los Macabeos.
  • Rechazas la necesidad de confesarse antes de comulgar si hay pecado grave o mortal.

En Resumen, con tu decisión has rechazado la fe de la Madre Teresa de Calcuta; del santo Papa Juan Pablo II; del santo Padre Pío; de san Francisco de Asís; de santa Rosa de Lima; de santa Teresa de Ávila; de san Ignacio de Loyola; de santo Tomás de Aquino; de san Francisco de sales; de san Agustín; de san Ignacio de Antioquía; de san Justino Mártir y de tantos santos que el señor Jesús ha producido en su Iglesia. Haz rechazado la fe de nuestros padres y la fe basada en la sagrada Biblia como palabra de Dios que es fuente de la fe verdadera y plena.

Ah… y en esa fe aceptas la Ordenación de Mujeres al Sacerdocio y al Episcopado. El aborto en caso de deformidad física o mental en el feto, y en caso de violación o incesto. La ordenación de sacerdotes y obispos homosexuales practicantes y el divorcio como algo normal.

Con tus decisiones has puesto un clavo más en el cuerpo de Cristo herido por las divisiones (Jn. 17,21). Lo que has hecho no es motivo de sonrisas artísticas como las que tú, tu ‘obispo’ Leo Frade y tu amante Ruhama han decidido mostrar.

Por favor Alberto. No quieras seguir cubriendo con palabras bonitas el gravísimo pecado que estas cometiendo. Ahora estás en una iglesia fundada por un hombre más de entre las más de 30,000 que existen.

El objetivo de escribirte, aunque ya no seas católico, es el de compartirte lo valioso que has perdido al dejar la Única Iglesia que Cristo fundó: La católica. Al mismo tiempo es mi deseo que al leer esta carta muchos católicos se sientan mas firmes y fuertes en la fe verdadera que debemos defender.(Jd 1,1) pues aquí encontrarán muchas de las bases que olvidaste acerca de la fe verdadera.

San Agustín dijo: “lo de afuera lo ve el hombre, lo de adentro lo ve Dios; lo primero lo juzgamos nosotros, lo segundo lo juzga Dios”. Al mismo tiempo san Pablo afirma: “El hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para él. Y no las puede conocer pues sólo espiritualmente pueden ser juzgadas. En cambio, el hombre de espíritu lo juzga todo…” 1 Co 2,14-15

Como cristianos que somos dejamos a Dios el juicio final, pero al mismo tiempo en el fuero externo y en amor a Dios y su Evangelio no podemos callar la verdad.
Sinceramente no creo que ningún católico te siga a dónde has decidido ir pues has perdido y ahora ya no tendrás:
  • La Presencia Real de Cristo en la Eucaristía (Jn. 6,48-68), sino algo meramente simbólico o espiritual donde no creen las palabras de Cristo que el Pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre de Nuestro Señor.
  • La Iglesia esposa que Jesucristo fundó. (Mt 16,18; Ef 5,25) sino una iglesia fundada por un rey humano, Enrique VIII, que para poder divorciarse fundó su iglesia nacional.
  • El Pastor universal que Jesús nos regaló (Mt 16,18; Jn 21,15-17) sino en vez de eso una iglesia acéfala donde la autoridad es el voto mayoritario según la moda de la sociedad.
  • Un “Evangelio de Jesucristo” donde las claves del “Amor” la establece Dios mismo, sino un evangelio a la ‘carta’ según lo quiera la sociedad, pues ahora podrás “casarte” pero al mismo tiempo también ‘casarás homosexuales’ acompañarás a ‘sacerdotisas’ y hasta un obispo homosexual practicante tendrás que aceptar. Todo ello en la iglesia episcopal.

Ese es el precio de irte a la iglesia episcopal y abandonar la “Plenitud de la Verdad” a causa de la pasión que también precisamente hizo Enrique VIII y su iglesia anglicana/episcopal. Te estaremos esperando si un día decides dejar el “caos doctrinal” que has decidido tomar.

Esta carta no te la envío primero personalmente a ti como lo hice en la anterior. Ahora la comparto con mis hermanos y hermanas católicas y con aquellos que buscan la Verdad. Es amplia, pero vale la pena, pues la fe y la salvación no es un juego ni un cambiar de camisa como tú lo has hecho aparentar, al simplemente decir que estás en una nueva ‘casa espiritual.

Vayamos ahora a explicar y compartir los regalos que pierdes tú y quienes piensan igual al abandonar la plenitud de la verdad:

1.- La Presencia Real de Cristo en la Eucaristía de una forma plena como santo sacrificio y recibir su cuerpo y sangre al transformarse el Pan y Vino en su cuerpo y sangre.

Lo primero que hay que aclarar es que los anglicanos/episcopales en muchos de sus aspectos son una mezcla doctrinal donde quisieron dejar aspectos católicos y protestantes al mismo tiempo. Para una persona que asiste a su culto inmediatamente pensará que se trata de una ‘Misa’ igual que en la Iglesia católica. Esta idea es totalmente falsa pues externamente todo puede mirarse muy similar pero lo más importante no lo es. Ellos no creen que el Pan y el vino se conviertan en el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso no tienen un sagrario donde guardar la hostia consagrada ni una custodia donde la puedan exponer para adorarle como lo hecho por siglos.

En las iglesias surgidas de la Reforma y también en la Comunión Anglicana/episcopal, no se tiene una clara afirmación de la realidad de la Eucaristía y de su sentido sacrificial, como son creídos por la Iglesia Católica y Ortodoxa.

Los episcopales no creen en la transubstanciación y por eso no tienen durante su culto (misa) la Epíclesis en el mismo sentido donde la Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo (o el poder de su bendición (cf MR, canon romano, 90) sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu. (Cfr 1353-1355 Catec. Universal de la Iglesia).

El poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre; Para ellos no hay “sacrificio incruento” sino algo más bien simbólico espiritual muy parecido a la idea protestante.

En la iglesia católica creemos desde hace siglos que en la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión" (MF 56).

El Sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santo sacramento.(1378-1379 Catec. De la Iglesia)

Así las cosas Alberto ¿Dónde encontrarás allá el santísimo ante el cual le adores y rindas gloria a nuestro Señor? No hay sagrario, ni custodia pues solo pan y vino quedará.

Como seguramente algunos protestantes y episcopales dirán que eso es lo correcto te comparto ahora lo que escribí en el libro de Respuesta católicas inmediatas acerca de esta gran Verdad de la presencia real y sacramental de Jesucristo en el pan y vino consagrado.

A.- Presencia Real de Jesucristo: Cuerpo y Sangre.

Cuando los católicos creemos en algo no es porque a alguien se le haya ocurrido sino porque seguramente tiene una fuerte fundamentación en la Biblia y en la Tradición apostólica.

En este caso la «presencia real de Jesucristo» en el Pan y Vino consagrado es un hecho que la Palabra de Dios nos muestra claramente. Leamos lo que Jesucristo dice:

«Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» Jn 6,48-51

Esas son las palabras de Jesús en todas las Biblias del mundo: el Pan que yo les daré ES MI CARNE. Palabras textuales de Nuestro Señor. Ante este texto bíblico que es tan claro hay muchos hermanos evangélicos y otros episcopales que dicen que no es algo real, sino que Jesucristo estaba hablando simbólicamente.

Para comprobar que esto no era nada simbólico sino algo real, lo mejor no es dar nuestra opinión, sino dejar que la Biblia hable por sí misma y nos muestre cuál fue la reacción de las personas que estaban alrededor de Jesús cuando dijo esas palabras. Veámoslo en el siguiente punto:

B.- Los tres niveles de fe: judíos, protestantes, católicos.

El primer grupo que encontramos es el de los judíos reaccionando de esta manera:
«Discutían entre sí los judíos y decían: « ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no viven de verdad. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él». Jn 6,52-56

Si leyó usted atentamente, notará que la reacción de los judíos es de una gran incredulidad. Era normal, porque al oír las palabras de Jesús las entendieron literalmente como las oyeron. Jesucristo estaba hablando de comer su carne y beber su sangre.

Es como el primer nivel de Fe ante las palabras de Jesucristo. Nada de simbólico como hoy en día lo dicen muchos.

Tan real que por eso reaccionaron así. Para que les quedara claro que era algo real, Jesús les repitió a ellos cuatro veces la necesidad de comer su carne y beber su sangre.

El segundo grupo de diferente reacción es el siguiente:
«Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: « ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando vean al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...«El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida. «Pero hay entre ustedes algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto les he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. Jn 6,60-66

Qué tremendo es lo que nos dice la Biblia. Muchos de sus discípulos inmediatamente reaccionan diciendo que no, que esas palabras que Jesús había dicho sobre comer su carne y beber su sangre era «muy duras». Claro. Era algo real.

Nota mi querido hermano que este segundo grupo no era de judíos sino de discípulos de Jesús. Es decir, eran creyentes que habían aceptado antes las palabras de Jesús; creyentes que amaban a Dios y reconocían a Jesús como el Mesías; creyentes que ya habían oído antes de las promesas y exigencias del Reino; creyentes... sí, creyentes pero hasta un cierto nivel.

Para esos «discípulos» todo iba bien hasta que oyeron a Jesucristo hablar sobre «comer su carne y beber su sangre». Discípulos, pero a partir de ese momento, nos dice la Biblia en el verso 66, «se volvieron atrás y dejaron de seguirle».

Si es tremenda su reacción de rechazo a esas palabras de Jesús, más tremenda es la reacción de Jesucristo cuando ve que muchos de sus discípulos deciden abandonarlo por esas palabras. Léalo usted en su propia Biblia, en cualquier idioma y en cualquier versión. ¿Sabe qué hizo Jesús?: NADA.

No hizo nada y dejó tranquilamente que se marcharan. Como diciendo: «Si van a estar conmigo acepten mis palabras: "es mi cuerpo y es mi sangre", por más duras que sean, si no aceptan, váyanse»... y los dejó ir.

Sin duda que esos discípulos son muy parecidos a muchos protestantes de hoy en día que aman y siguen a Jesús, pero al llegar a la presencia real, deciden no seguirle hasta ese nivel.

Pasemos rápidamente a ver el tercer grupo que nos muestra otro tipo de reacción y de nivel de Fe:
«Jesús dijo entonces a los Doce: « ¿También ustedes quieren marcharse?» Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Hijo de Dios.» Jn. 6,67-69

Qué maravilloso e increíble es Nuestro Señor Jesucristo. Después de que se le van muchos, voltea, mira a los Apóstoles, que sin deberla ni temerla lo ven y les suelta la pregunta: ¿También ustedes quieren marcharse?

Lo hizo así porque Jesús aprovechó la ocasión para definir de una vez por todas quién iba a aceptar realmente sus palabras. Aun corriendo el riesgo de que algunos de sus apóstoles también se le fueran, lo hizo. Sus palabras: «comer mi carne y beber su sangre» eran tan reales e importantes que no se podía «negociar» con ello. Nuestro Señor las pondrá como condición para ser un auténtico discípulo al 100%.

Además, hay que resaltar que la reacción de ellos no es en grupo, como los judíos, ni como los que lo abandonaron. No. Aunque Jesús les pregunta a los doce, la respuesta es sólo de uno, representando a los doce: Pedro tomó la palabra y dio un SÍ personal y eclesial: «Tú tienes palabras de vida eterna».

¿Casualidad? No. Pedro, el primer Papa, la cabeza visible de la Iglesia; el pastor que Jesús nos dejaría, acepta las palabras de Jesús tal como son.

Igualmente nosotros, católicos con una fe personal y unidos al sucesor de Pedro, tenemos el regalo de llegar al tercer nivel de fe. De ahí en adelante los católicos aceptaremos siempre las palabras de Jesús tal como son: «Comer mi carne, beber mi sangre». El Pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo.

C.- El Mandato de Jesús: Hagan esto en Memoria mía.

Veamos ahora cómo las palabras de Jesús no serían solamente para ese tiempo, sino un mandato para que los Apóstoles y sus sucesores lo hicieran por siempre:
«Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se los dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.» Lc 22,19

Así que mi estimado hermano, la razón del por qué celebramos en la Iglesia Católica la Eucaristía es porque simplemente se trata de un mandato de Jesús.

D.- Actualizando el único sacrificio de Jesús en la cruz.

Además, cuando celebramos la Misa, no estamos pensando en ofrecer a Jesucristo varias veces repitiendo su sacrificio, como las sectas piensan.

No. Lo que nosotros pensamos es en «hacer presente el único e irrepetible sacrificio de Nuestro Señor». Tal como él lo dijo: «Hagan esto en memoria mía». Por eso, años después, el Apóstol Pablo dirá:

«Porque yo recibí del Señor lo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.»

Asimismo tomó la copa diciendo: «Esta copa es la sangre de la Nueva Alianza. Cuantas veces la beban, hagan esto en memoria mía.» 1 Cor 11,23-25

Más que un simple recuerdo o una repetición, para el Apóstol San Pablo y para nosotros, es un «hacer presente» la alianza que con su sangre selló nuestro Señor.

E.- Tan real, que tiene consecuencias reales.

Si al llegar a este punto todavía hubiera alguien que dude que se está hablando de «cuerpo y sangre» como algo real, veamos cuál es la conclusión del Apóstol en su discurso eucarístico:
«Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien, sin examinar su conciencia come y bebe el Cuerpo, come y bebe su propia condenación». 1 Cor 11,28

Tan real es el «cuerpo y sangre» para el Apóstol Pablo, que recibirlo indignamente es comer su propia condenación. Cuando alguien maltrata una foto de un artista no hay castigo, pero cuando es a la persona real sí que lo hay. Allá con los episcopales al no creer esto simplemente cualquiera puede comulgar.

Pablo lo está diciendo así, precisamente: como algo real y los católicos como cristianos al 100% aceptamos esta verdad.

F.- Ni con Microscopio, ni con Telescopio.

Otro aspecto que te quiero comentar es sobre cuando un protestante me escribió que si yo llevaba una hostia consagrada a un microscopio no iba a ver a Jesucristo. Le respondí que si la lleva a un microscopio allí no verá a Jesús, pero si tomas un telescopio y mira al cielo, allí tampoco verá a Dios.

G.- La Presencia Real de Cristo en la Eucaristía en el cristianismo primitivo

No solo la Biblia habla con claridad tal como creemos los católicos sino que así ha sido creído en 2000 años de existencia y te recuerdo algo de ello:

«Se mantienen alejados de la eucaristía y la oración porque no quieren confesar que la eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo, carne que sufrió por nuestros pecados y fue resucitada por la benignidad del Padre» (Carta a los cristianos de Esmirna, 7,1) Ignacio de Antioquía Año 98-117

«Este alimento se llama entre nosotros Eucaristía; del cual a ningún otro es lícito participar, sino al que cree que nuestra doctrina es verdadera, y que ha sido purificado con el bautismo para perdón de pecados y para regeneración, y que vive como Cristo enseñó. Porque estas cosas [el pan y el vino durante la celebración de la eucaristía] no las recibimos como si fueran pan ordinario y bebida ordinaria, sino que, así como Jesucristo Salvador nuestro se hizo carne por la Palabra de Dios y tomó carne y sangre para salvarnos, así también nos han enseñado que el manjar convertido en eucaristía por las palabras de una oración procedente de Él [de Jesús] -manjar con el que son alimentadas nuestra sangre y nuestra carne al modo de una transmutación- es la carne y la sangre de aquel Jesús que se encarnó por nosotros”. Primera Apología, 66) Justino Mártir Año 100-110

“...el pan sobre el cual se hace la acción de gracias es el cuerpo del Señor; el cáliz es su sangre...” (Adv. haer. IV,18,4). “Dando consejo a sus discípulos de ofrecer las primicias de sus creaturas a Dios, no porque éste las necesitase, sino para que no fuesen infructuosos e ingratos, tomó el pan creatural y, dando gracias, dijo: «Esto es mi cuerpo» (Mt 26,26). Y del mismo modo, el cáliz, también tomado de entre las creaturas como nosotros, confesó ser su sangre, y enseñó que era el sacrificio del Nuevo Testamento”. Adv. haer. IV,17,5) Irineo de Lyón Año 200

“Por lo demás, gran delito es lo mismo el de los que son admitidos que el de los que los admiten a tocar el cuerpo y la sangre del Señor, usurpando temerariamente la comunión, sin haber sido lavadas sus manchas por el bautismo de la Iglesia ni haber sido expuestos sus pecados, cuando está escrito: quien comiere el pan o bebiere el cáliz del Señor indignante, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor”. (Epistolario de San Cipriano, Epístola 75,21) San Cipriano de Cártago Año 250

S. Juan Crisóstomo declara que: “No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas” (Prod. Jud. 1,6). Año 400

Asi hay muchos más testimonios de cristianos testigos de esta ‘Presencia Real’.

Definitivamente olvidaste algo fundamental: Perdiste el don más precioso de recibir y creer en la presencia Real de Jesucristo tal como por siglos y siglos lo hemos creído basados en la Biblia y en la santa Tradición

Ni modo. Como muchas veces dijo Jesucristo: «Que entienda, el que pueda».

De nuestra parte seguimos unidos al Apóstol Pedro aceptando el «cuerpo y la sangre de Jesucristo» y diciendo a Jesús: «Señor, tú tienes palabra de vida eterna».
Y seguiremos Celebrando la Eucaristía con gozo: «Hasta que vuelva». 1 Cor 11,28

2.- La Iglesia Esposa que Cristo fundó. Este es el segundo regalo que has perdido y los has cambiado por una iglesia fundada por un hombre, Enrique VII, quien pensando igual que tú que todo lo hacía “por amor” terminó siendo el iniciador de una iglesia mas y aprendido su propio camino varias veces se divorció y se volvió a casar. Se caso 6 veces.

Lamentablemente Alberto has perdido la iglesia esposa que el Señor nos dejó y caído en un adulterio espiritual. No pretendas ahora justificarte con palabras bonitas de que simplemente cambiaste de ‘casa espiritual’ y que es otra más dentro de la ‘sombrilla del cristianismo’. La fe y la Iglesia no son una sombrilla, ni una casa, ni una estructura más, sino una esposa a la que se le es fiel por ser comprada a precio de sangre por Jesucristo.

Te comparto uno de los «tesoros» espirituales que el Señor Jesucristo me ha ayudado a comprender y puse en el libro de Respuestas católicas inmediatas. Es un como un rayo intenso de luz para aclarar tus ideas, que también son similares a las de algunos hermanos:

A.- La Iglesia de Cristo es como una «Esposa». Buscar a otra que le satisfaga más es un adulterio espiritual.

Esta es una de las grandes enseñanzas de la Biblia que debemos de gritar por todos los medios. Escuchemos lo que nos dice el Apóstol San Pablo:
«Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella» Ef 5,25

Tan importante es pertenecer y ser fiel a la Iglesia que el Apóstol no duda en decir que la Iglesia es la esposa de Cristo. Así nos da una de las grandes claves bíblicas para entender muchas cosas: Fidelidad a la Esposa=Fidelidad a la Iglesia.

Si un esposo es cristiano y ama a Dios, sabe que él solamente puede tener una mujer: su esposa, y que aquel que anda con otra persona que no es su cónyuge se convierte en un adúltero. Si, leyó bien: U n a d ú l t e r o.

Aunque algunos psicólogos ‘modernos’ digan que no, que eso ahora se llama «compensación afectiva»... No. Eso es adulterio. Y si es adúltero el que engaña a su esposa: ¿Qué nombre tendrá aquella persona que dice que ama a Cristo pero no le importa la Iglesia=Esposa que Cristo dejó? Igual: Adúltero espiritual.

Qué increíble. En este país y en muchos más, hay millones de personas que dice amar a Dios, leen la Biblia todos los días pero no les importa para nada la «esposa que Cristo dejó». Se trata de cristianos a un 80% de fidelidad.

De nuestra parte como católicos aceptamos a CRISTO y también a la IGLESIA=ESPOSA que Él nos dejó.

B.- Pertenecer a la Iglesia de Cristo es cuestión de Fidelidad.

Esta es la razón principal por la que un verdadero cristiano desea pertenecer y vivir en la Iglesia Católica. Simplemente es cuestión de que nosotros queremos ser fieles Cristo y a su esposa.

Hay personas qué dicen: «Pero yo acá cambié de vida; antes tomaba y ahora ya no tomo; usaba drogas y ahora ya no las uso, le pegaba a mi mujer y ahora ella me pega a mí, ya cambié...» Por eso estoy en esta otra Iglesia, porque aquí mejoré. Otros como tú creen que da lo mismo una que la otra.

Mire nada más, qué pretexto, y qué confusión. Ahora resulta que es bueno estar en cualquier grupo si allá deja un vicio. En primer lugar hay que decirle a muchos que «para cambiar de vida, no hace falta cambiar de Iglesia, sino de Corazón».

¿Qué acaso no conoce usted a muchas personas que han cambiado de vida y no tuvieron que abandonar la Iglesia?

En segundo lugar de qué le sirve a una persona mejorar en algunos aspectos si para eso tuvo que buscarse una «amante espiritual».

Claro. Piense unos segundos... imagínese a un esposo que llega con su esposa y le dice: No te has fijado mi amor que desde hace tres meses que ya no tomo licor ni cerveza-claro, -contesta la esposa-, pero no te quería decir nada- ¿Sabes por qué ya no tomo?-No, ¿Por qué?- Ah, es que desde hace tres meses que me conseguí a una Amante y por eso he cambiado...

¿Cree usted que a ese hombre la esposa le va a dar un premio y le va a decir consíguete otra para que no grites?. Por supuesto que No. Ese hombre era un adúltero y de nada le servía el dejar de tomar si ahora estaba siendo infiel. Como dice un dicho: «Salió de Guatemala y entró a Guatepeor».

No vaya a pensar alguien que al cielo se puede llegar y decir a Jesucristo: «Ya vine Señor. Mira. Déjame entrar. Vengo acompañado de dos mujeres». Claro que no va a entrar.
Jesucristo le dirá te equivocaste de piso muchacho, aquí no se puede entrar siendo adúltero. Qué tremenda sorpresa se llevarán muchos cuando el Señor Jesús nos hable y nos pregunte si fuimos Fieles a la Iglesia-Esposa que él nos dejó. (2 Pe 2,14; Ti 3,10-11)

Es increíble que muchos que afirman ser «cristianos» pongan el adulterio espiritual como un medio de santificación.

Sin duda que hoy en día es urgente hablar de la Iglesia de Cristo como la Esposa que Él mismo nos quiso dejar. Por eso no da lo mismo estar en cualquier Iglesia.(Lc 10,16)

Si alguien busca una Iglesia que le satisfaga más; le guste más; canten mejor; prediquen más bonito, los dejen casarse, les permitan divorciarse y le den más queso amarillo... entonces para eso sí puede escoger al mejor postor, que para llenar satisfacciones cualquier amante espiritual es buena.

Ahora que si de verdad ama a Dios y busca hacer su voluntad al 100%, entonces regresa a la Iglesia=Esposa que Él nos dejó: La Católica.

C.- Una Iglesia espiritual y pero visible al mismo tiempo.

Hay grupo de hermanos evangélicos que a la hora de hablar sobre la importancia de estar en la Iglesia de Cristo simplemente dicen que eso no importa, ni interesa, que lo importante es reconocer a Cristo como Señor y salvador personal, porque las Iglesias no salvan. Con esta idea las sectas actuales se convierten en 'nietas de Lutero', pues es una de las ideas fundamentales que él manejo. Increíblemente tú estás repitiendo este mismo error bebido de libros protestantes y de amigos protestantes ecuménicos. Que amigos eh…

En realidad no es tan fácil como lo dices, ni es cierto que la Iglesia sea puramente invisible o espiritual. La Iglesia es visible e invisible, humana y divina, espiritual y corporal al mismo tiempo. (Ti 3,10;1 Cor 12,13; Lc 10,16;Heb 10,25) Hablar de una Iglesia puramente invisible es un pretexto para que cualquiera cambie de iglesia como cambiar de camisa o que funde la suya.
La Biblia y la historia nos demostrarán ahora, cuál es la Iglesia que Él fundó.

D.- La Iglesia que Cristo fundó es la Católica.

Esta es la gran verdad que hay que gritar por todos los medios. Lo del truco de los nombres de que todos son católicos es un pequeño truco para querer hacer creer que vienen desde el principio pero se sabe quién y cuándo se fundaron. Lo de la Iglesia invisible son trampas que las sectas manejan como «cortinas de humo» para distraer de la verdad irrefutable acerca de la Iglesia Católica como la Iglesia que Cristo fundó. Estamos totalmente seguros de eso por tres razones:
  • Por la Biblia
  • Por la Historia
  • Por la sucesión apostólica
En la Biblia encontramos algo que todo católico y creyente cristiano debe saber. En el Plan de Jesús no estaba el que hubiera muchas Iglesias u organizaciones religiosas, cada cual con su propia fe y separadas entre sí. ¡No! Según la Biblia y en cualquier versión de todo el mundo dirá lo mismo, Jesús fundó solamente una Iglesia. Leámoslo en la Sagrada Escritura:
“Tú eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia" Mt 16,18a

Sin duda que es muy clara la Palabra de Dios sobre este aspecto. Jesús habla de "edificar" su Iglesia. Dijo: “Mi Iglesia" no la Iglesia, ni las Iglesias, ni sus Iglesias, ni nada por el estilo.

Si alguien quiere fundar otra Iglesia claro que lo puede hacer, pues tenemos la gran alegría y oportunidad de estar en un mundo donde en la mayoría de los países existe la libertad religiosa. Pero quien la funde, y quienes lo sigan en esa "nueva" Iglesia, tendrían que ser muy claros y honestos diciendo que están en la Iglesia fundada por Juan Pérez o en la Iglesia fundada por José Rodríguez o en la que fundó José Smith; o en la anglicana/episcopal que fundó el rey Enrique VIII, mas no en aquella que fundó Jesucristo hace 2000 años.

Eso es lo que ha sucedido con muchas de las sectas que hace 20, 50 ó 100 años que se fundaron. Incluso, en algunas de ellas, su fundador es su jefe actual.

Como Católico y discípulo de Jesucristo hay que decir: Yo quiero buscar y estar en la Iglesia que fundó Cristo; De mi parte prefiero buscar y estar en la Iglesia que él dejó para extender la Buena Nueva del Reino y que posee la plenitud de los medios de salvación.

Al parecer, muchos en vez de buscar la Iglesia que fundó Cristo, la Católica, les gusta más la idea de tener "un bufete" de Iglesias. Hoy en día hay muchos que afirman ser cristianos pero lo son según la carta o el "menú" que encuentren.

Se imaginan que la fe es como un restaurante en donde uno va y escoge "lo que le gusta". Un día son bautistas, el otro mes son episcopales, el otro año pentecostal y el otro mormones... después de unos años de haber probado de todo, dicen recibir más luz y se deciden a fundar una propia secta.

Si Jesús fundó una sola Iglesia la consecuencia lógica de eso es que hoy en día debe de estar. Nuestra tarea consistirá en encontrar de entra todas a la verdadera. Al hacer esto, veremos cómo la historia y la sucesión apostólica, nos mostrarán que la única Iglesia que viene desde el tiempo de Cristo es la Católica. Vayamos a la historia, e investiguemos en ella, para saber cuál es la Iglesia que viene desde el tiempo de Cristo. Si no viene de ese tiempo, cualquier cosa que digan tiene poco valor.

Si preguntamos a un mormón, un testigo de Jehová, un episcopal o a un evangélico que nos digan el nombre de uno solo de sus miembros en el año 1500, simplemente ninguno de ellos podrá contestar porque no existían. La verdad es que la mayoría de las iglesias protestantes y de las sectas religiosas tienen 100, 300 ó 400 años que se fundaron. Por lo tanto, no pueden ser la Iglesia que Cristo fundó. Podrán decir que tienen un templo más grande; más canales de televisión; un coro más bonito y que permiten casarse y divorciarse... pero lo que estamos buscando es la Iglesia de Cristo, la que viene desde el año 33 y por supuesto que no es ninguna de ellas.

Echémosle un vistazo a la historia y veamos cuando se fundaron algunas sectas, grupos religiosos e Iglesias protestantes:
Nombre Fecha Fundador
Luteranos 1521 Martín Lutero
Presbiterianos 1560 John Knox
Calvinistas 1533 Juan Calvino
Anglicanos/episcopales 1534 Enrique VIII
Rosacruces 1614 Valentín Andrea
Metodistas 1791 John Wesley
Ejército de Salvación 1878 William Booth
Ciencia cristiana 1879 Mary Baker
Iglesia de la Unificación 1954 Sun Myung Moon
Testigos de Jehová 1876 Charles Russell
Mormones 1830 José Smith
Bautistas 1611 John Smith
Asamblea de Dios 1915 Varios
Evangélicos 1916 Iglesias Varias (Panamá)
Sabatistas 1863 Hellen G. White
Luz del Mundo 1926 Joaquín Aaron
Pentecostales 1901 Varios
Iglesia Universal/pare de sufrir 1970 Edir Macedo

En cambio hay miles y miles de datos, personajes y concilios, que nos pueden mostrar que la Iglesia Católica viene desde el tiempo de Jesucristo. Veamos algunos de ellos por poner algunos ejemplos de los más significativos:

Año Hecho o personaje Iglesia
2002 Juan Pablo II Católica
1875 Concilio Vaticano I Católica
1545 Concilio de Trento Católica
1220 San Francisco de Asís Católico
710 San Adrián de Canterbury Católico
430 San Agustín de Hipona Católico
397 Concilio de Cártago Católica
318 San Cirilo de Jerusalén Obispo católico
290 San Antonio Abad Católico
240 San Cipriano Obispo católico
177 San Ireneo de Lyon Obispo católico
90 San Ignacio de Antioquía Obispo católico

Todos ellos eran Católicos que creían en la Eucaristía; En el Papa; En la Virgen María y en la comunión de los santos. De esta manera nos podemos remontar hasta el tiempo de Jesucristo. Por eso podemos decir:
Fecha Fundador Iglesia
33 Jesucristo Católica

San Ignacio de Antioquía es uno de los primeros en usar la palabra «católico» en el año 100 aproximadamente. Eso lo dijo en la carta que escribió a Esmirna. Al principio, la Iglesia tenía varios nombres:
  • Seguidores del camino, en Hech 19
  • Nazarenos, en Hech 24,5
  • Cristianos, en Hech 11,23
  • Iglesia de Cristo, en Hech 20,28

    Y muchos otros. A los pocos años, el nombre que se fue usando y quedando más, fue el de católicos. Como decía un padre de la Iglesia: «Mi nombre es cristiano y mi apellido es católico». Por la historia pudimos comprobar que venimos desde el tiempo de Cristo. Católico significa universal.
    Veamos ahora el tercer camino para confirmar que la Iglesia que Cristo fundó es la Católica. Primero vimos la Biblia, después la historia y en tercer lugar veamos la sucesión apostólica. Esto significa que siempre ha habido un sucesor de la Apóstoles. Desde Pedro hasta Juan Pablo II. 265 Papas. El primero fue Pedro, después siguió Lino, luego Anacleto, Clemente, Evaristo etc. hasta llegar a Juan Pablo II.
    Ninguna de las sectas religiosas o iglesias protestantes puede decir algo parecido. Si uno empieza a investigar quién es su jefe actual y quién estuvo antes, nunca llegarán hasta el tiempo de Cristo, pues ni existían. A veces ni siquiera se sabe quién es el jefe o pastor principal actual de ellos, menos el de hace siglos.
    Desde PEDRO hasta BENEDICTO XVI ha habido 266 obispos de Roma. Puedes mirarlos de uno por uno:
    1. San Pedro +67
    2. San Lino 67-79
    3. San Anacleto 79-90
    4. San Clemente 90-99
    5. San Evaristo 99-107
    6. San Alejandro 107-115
    7. San Sixto I 115-125
    8. San Telésforo 125-136
    9. San Higinio 136-140
    10. San Pío I 140-155
    11. San Aniceto 155-166
    12. San Sotero 166-175
    13. San Eleuterio 175-189
    14. San Victor I 189-199
    15. San Ceferino 199-217
    16. San Calixto I, 217-222
    17. San Urbano I, 222-230
    18. San Ponciano, 230-235
    19. San Antero, 235-236
    20. San Fabián, 236-250
    21. San Cornelio, 251-253
    22. San Lucio I, 253-254
    23. San Esteban I, 254-257
    24. San Sixto II, 257-258
    25. San Dionicio, 259-268
    26. San Felix I, 269-274
    27. San Eutiquiano, 275-283
    28. San Cayo, 283-296
    29. San Marcelino, 296-304
    30. San Marcelo I, 307-308
    31. San Eusebio, 308
    32. San Melquiades, 310-314
    33. San Silvestre, 314-335
    34. San Marcos, 336
    35. San Julio I, 337-352
    36. San Liberio, 352-366
    37. San Dámaso I, 366-384
    38. San Ciricio, 384-398
    39. San Anastacio I, 398-401
    40. San Inocencio I, 401-417
    41. San Zósimo, 417-418
    42. San Bonifacio I, 418-422
    43. San Celestino I, 422-431
    44. San Sixto III, 432-440
    45. San León I (Magno), 440-461
    46. San Hilario, 461-468
    47. San Simplicio, 468-483
    48. San Felix II, 483-492
    49. San Gelasio I, 492-496
    50. San Anastacio II, 496-498
    51. San Simmaco, 498-514
    52. San Ormisdas, 514-523
    53. San Juan I, 523-526
    54. San Felix III, 526-530
    55. San Bonifacio II, 530-532
    56. San Juan II, 532-535
    57. San Agapito, 535-536
    58. San Silverio, 536-537
    59. Vigilio, 537-555
    60. Pelagio I, 556-560
    61. Juan III, 560-573
    62. Benedicto I, 574-5
    63. Pelagio II, 578-590
    64. San Gregorio I (Magno), 590-604
    65. Sabiniano, 604-606
    66. Bonifacio III, 607
    67. San Bonifacio IV, 608-615
    68. San Adeodato, 615-618
    69. Bonifacio V, 619-625
    70. Honorio I, 625-638
    71. Severiano, 640
    72. Juan IV, 640-642
    73. Teodoro I, 642-649
    74. San Martín I, 649-655
    75. San Eugenio I, 655-657
    76. San Bitalino, 657-672
    77. Adeodato, 672-676
    78. Domno, 676-678
    79. San Agatón. 678-681
    80. San León II, 681-683
    81. San Benedicto II, 684-685
    82. Juan V, 685-686
    83. Canon, 686-687
    84. San Sergio I, 687-701
    85. San Juan VI, 701-705
    86. San Juan VII, 705-707
    87. San Sisinio, 708
    88. Constantino I, 708-715
    89. San Gregorio II, 715-731
    90. San Gregorio III, 731-741
    91. San Zacarías, 741-752
    92. Esteban II, 752-757
    93. San Pablo I, 757-767
    94. Esteban III, 768-772
    95. Adriano I, 772-795
    96. León III, 795-816
    97. Esteban IV, 816-817
    98. San Pascual I, 817-824
    99. Eugenio II, 824-827
    100. Valentín, 827
    101. Gregorio IV, 827-844
    102. Sergio II, 844-847
    103. San León IV, 847-855
    104. Benedicto III, 855-858
    105. Nicolás I, 858-867
    106. Adriano II, 867-872
    107. Juan VIII, 872-882
    108. Mario I, 882-884
    109. Adriano III, 884-885
    110. Esteban V, 885-891
    111. Formoso, 891-896
    112. Bonifacio VI, 896
    113. Esteban VI, 896-897
    114. Romano, 897
    115. Teodoro II, 897
    116. Juan IX, 898-900
    117. Benedicto IV, 900-903
    118. León V, 903
    119. Cristóbal, 903-904
    120. Segio III, 904-911
    121. Anastacio III, 911-913
    122. Landón, 913-914
    123. Juan X. 914-928
    124. León VI, 928-929
    125. Esteban VII, 929-931
    126. Juan XI, 931-935
    127. León VII, 935-939
    128. Esteban VIII, 939-942
    129. Marino II, 942-946
    130. Agapito II, 946-955
    131. Juan XII, 955-963
    132. León VIII, 963-964
    133. Benedicto V, 964
    134. Juan XIII, 965-972
    135. Benedicto VI, 973-974
    136. Benedicto VII, 974-983
    137. Juan XIV, 983-984
    138. Bonifacio VIII, 984-985
    139. Juan XV, 985-996
    140. Gregorio V, 996-999
    141. Silvestre II, 999-1003
    142. Juan XVII, 1003
    143. Juan XVIII, 1003-1009
    144. Sergio IV, 1009-1012
    145. Benedicto VIII, 1012-1024
    146. Juan XIX, 1024-1032
    147. Benedicto IX, 1032-1044
    148. Silvestre III. 1045
    149. Gregorio VI, 1045-1046
    150. Clemente II, 1046-1047
    151. Dámaso II, 1048
    152. San León IX, 1048-1054
    153. Victor II, 1054-1057
    154. Esteban IX, 1057-1058
    155. Benedicto X, 1058-1059
    156. Nicolás II, 1059-1061
    157. Alejandro II, 1061-1073
    158. San Gregorio VII, 1073-1085
    159. Victor III, 1086-1087
    160. Urbano II, 1088-1099
    161. Pascual II, 1099-1118
    162. Gelacio II, 1118-1119
    163. Calixto II, 1119-1124
    164. Honorio II, 1124-1130
    165. Inocencio II, 1130-1143
    166. Celestino II, 1143-1144
    167. Lucio, 1144-1145
    168. Eugenio III, 1145-1153
    169. Anastacio 1153-1154
    170. Adriano IV, 1154-1159
    171. Alejandro III, 1159-1181
    172. Lucio III, 1181-1185
    173. Urbano III, 1185-1187
    174. Gregorio IX, 1187
    175. Clemente III, 1187-1191
    176. Celestino III, 1191-1198
    177. Inocencio III, 1198-1216
    178. Honorio III, 1216-1227
    179. Gregorio X, 1227-1241
    180. Celestino IV, 1241
    181. Inocencio IV, 1243-1254
    182. Alejandro IV, 1254-1261
    183. Urbano IV, 1261-1264
    184. Clemente IV, 1265-1268
    185. San Gregorio XI, 1271-1276
    186. Inocencio V, 1276
    187. Adriano V, 1276
    188. Juan XXI, 1276-1277
    189. Nicolás III, 1277-1280
    190. Martín V, 1281-1285
    191. Honorio IV, 1285-1287
    192. Nicolás IV, 1288-1292
    193. San Celetino V, 1294
    194. Bonifacio IV, 1294-1303
    195. Benedicto XI, 1303-1304
    196. Clemente V, 1305-1314
    197. Juan XXII, 1316-1334
    198. Benedicto XII, 1334-1342
    199. Clemente VI, 1342-1352
    200. Inocencio VI, 1352-1362
    201. Urbano V, 1362-1370
    202. Gregorio XII, 1370-1378
    203. Urbano VI, 1378-1389
    204. Bonifacio IX. 1389-1404
    205. Inocencio VII, 1404-1046
    206. Gregorio VIII, 1406-1415
    207. Martín V, 1417-1431
    208. Eugenio IV, 1431-1447
    209. Nicolás V, 1447-1455
    210. Calixto III, 1455-1458
    211. Pío II, 1458-1464
    212. Pablo II, 1464-1471
    213. Sixto IV, 1471-1484
    214. Inocencio VIII, 1484-1492
    215. Alejandro VI, 1492-1503
    216. Pío III, 1503
    217. Julio II, 1503-1513
    218. León X, 1513-1521
    219. Adriano VI, 1522-1523
    220. Clemente VII, 1523-1534
    221. Pablo III, 1534-1549
    222. Julio III, 1550-1555
    223. Marcelo II, 1555
    224. Pablo IV, 1555-1559
    225. Pío IV, 1559-1565
    226. San Pío V, 1566-1572
    227. Gregorio XV, 1572-1585
    228. Sixto V, 1585-1590
    229. Urbano VII, 1590
    230. Gregorio XV, 1590-1591
    231. Inocencio IV, 1591
    232. Clemente VIII, 1592-1605
    233. León XI, 1605
    234. Pablo V, 1605-1621
    235. Gregorio XVI, 1621-1623
    236. Urbano VIII, 1623-1644
    237. Inocencio X, 1644-1655
    238. Alejandro VII, 1655-1667
    239. Clemente IX, 1667-1699
    240. Clemente X, 1670-1676
    241. Inocencio XI. 1676-1689
    242. Alejandro VII, 1689-1691
    243. Inocencio XII, 1691-1700
    244. Clemente XI, 1700-1721
    245. Inocencio XIII, 1721-1724
    246. Benedicto XIII, 1724-1730
    247. Clemente XII, 1730-1740
    248. Benedicto XIV, 1740-1758
    249. Clemente XIII, 1758-1769
    250. Clemente XIV, 1769-1774
    251. Pío VI, 1775-1799
    252. Pío VII, 1800-1823
    253. León XI, 1823-1829
    254. Pío VIII, 1829-1830
    255. Gregorio XVII, 1831-1846
    256. Pío IX, 1846-1878
    257. León XIII, 1878-1903
    258. Pío X, 1903-1914
    259. Benedicto XV, 1914-1922
    260. Pío XI, 1922-1939
    261. Pío XII, 1939-1958
    262. Juan XXIII, 1958-1963
    263. Pablo VI, 1963-1978
    264. Juan Pablo I, 1978
    265, Juan Pablo II, 1978-2005
    266. Benedicto XVI, 2005….

Es lógico que si Nuestro Señor Jesucristo escogió a Pedro para que fuera el pastor visible de su rebaño (Jn 21,15-17) alguien tendría que continuar con su misión, pues el Evangelio tiene que ser predicado por todo el mundo (Mc 16,15) hasta al final de los tiempos (Mt 28,18-20). Por este motivo, al morir el primer Papa (Pedro) hubo un sucesor que fue Lino y así sucesivamente hasta llegar al actual Papa: Benedicto XVI.

De esta manera, la Biblia, la Historia y la Sucesión Apostólica nos confirmaron que la Única Iglesia que Cristo fundó es la Católica. Esta es una gran verdad que hay que gritar por todos los medios. Hoy te recuerdo todo esto a ti y a quienes siguen este gran error.

Por eso nosotros podemos decir: Católico Nací, católico moriré. Soy cristiano al 100% no por tradición solamente, sino por la convicción plena de estar en la Iglesia que Cristo fundó.

Así que, ánimo hermanos católicos, y definitivamente no da lo mismo estar en cualquier Iglesia.
Si Jesucristo fundó su Iglesia: la Católica, no fue para dejarla como un adorno secundario en la vida del cristiano.
Buscarla y aceptarla es hacer su voluntad (Mt 7,15)

3.- El Papa: Pastor universal de la Iglesia de Cristo Este es el tercer gran regalo que has perdido Alberto Cutié y que pierden quienes abandonan el catolicismo.

Algo que tienen en común las divisiones en el cristianismo, es el rechazar la autoridad del Papa. Al hacer esto todo lo demás servirá para justificar su separación. Piensan unos y otros que no hay fundamento en la Palabra de Dios ni en la Tradición. Pero veamos el fundamento bíblico e histórico sobre la autoridad del Papa para saber por qué los católicos, estamos en comunión con El. Repasemos esto para recordarte lo que repentinamente olvidaste y lo que tristemente has perdido.

Introducción:
Cuando estamos viendo la televisión hay ocasiones donde se ve mal la imagen o se pierde el sonido y aparece en la pantalla un mensaje que dice: " Disculpe pero son fallas de origen”
En realidad lo que nos quieren decir es que no pueden hacer nada por arreglar la falla, ya que esta fuera de su alcance. El lugar desde donde se origina todo es donde está mal y ahí es donde hay que componer todo.

Igualmente pasa con los hermanos ortodoxos, protestantes, episcopales, evangélicos y lefebvristas, que al romper la comunión con el sucesor de Pedro sus razones y argumentos estarán en conflicto con lo que desde siempre ha sido el corazón mismo de la Biblia y de la Tradición: El Primado del Papa. Su falla y tú falla es de origen puesto que la Biblia que unos dicen amar y la Tradición que otros tanto dicen defender siempre ha afirmado este aspecto desde el principio.
Es este el origen de todos los ataques y desacuerdos, pues al separarse del sucesor de Pedro, el Papa, todo lo demás es buscar justificaciones para decir que tuvieron razón en separarse. En realidad, la Biblia que para los protestantes es la única fuente de la revelación y la Tradición que para los ortodoxos y lefebvristas ocupa un lugar principal, ambas, Biblia y Tradición nos señalan la importancia del Apóstol Pedro como cabeza visible de la Iglesia y por lo tanto de su sucesor. Ojala y todos aquellos que dicen ser cristianos recuerden y acepten todo esto.

Veamos 7 razones bíblicas en la Palabra de Dios y 12 razones históricas en la Tradición para demostrar esta grande y hermosa verdad y así comprender la dicha de ser católicos aceptando este regalo de Jesucristo: El Papa.

A.- La primacía de Pedro, el Papa, en la Sagrada Escritura (La Palabra).

Al estudiar la Sagrada Escritura encontramos mucha evidencia bíblica de que entre los doce Apóstoles no todos tenían la misma autoridad. Hubo uno de ellos al que desde el principio Jesús le fue dejando un papel principal de responsabilidad, se trató del Apóstol Pedro. Escudriñemos la Escritura para ver como San Pedro fue el primer Papa. Cualquier persona que estudie con seriedad la Palabra de Dios se dará cuenta de eso.

A este hecho de ser el primero en responsabilidad de entre los doce apóstoles le llamamos "la primacía de Pedro" o comúnmente el Papa. Esto porque en griego 'Papas' significa Padre. Vayamos directamente a la Biblia y dejemos que ella por sí misma nos muestre 7 razones bíblicas de cómo San Pedro fue el primer Papa:

1- "Tú eres Simón, hijo de Juan, pero te llamarás Kefas"(que quiere decir Piedra) Jn 1,42

Este hombre se llamaba Simón, pero cuando Jesús lo ve por primera vez le cambia el nombre y le dice que en adelante se llamará Kefas=Piedra.

Eso se debe a que para ellos el nombre significaba algo importante en su vida o la misión que desempeñaría. Moisés=sacado de las aguas; Miguel=Quién contra Dios; Abraham=Padre de muchas naciones; Sara=princesa; Emanuel=Dios con nosotros... es por eso que Jesucristo desde el principio ya estaba marcando una señal de lo que este hombre sería en la Iglesia, la Piedra.

Desde el principio, Jesucristo ya veía lo que el apóstol iba a ser en la Iglesia: una Piedra o base principal. A ningún otro apóstol le puso ese nombre. Jesús será la Piedra angular (Ef 2,20) y Pedro será la Piedra, la Roca. No hay ninguna contradicción en esto. Sin duda que la Piedra angular o principal es Jesucristo y al mismo tiempo por voluntad de él mismo Pedro es Kefas=La Piedra.

2.- "Tú eres Pedro(o sea Piedra), y sobre esta Piedra edificaré Mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que tú ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" Mt 16,18

Aquí vemos cómo después de un tiempo y delante de los otros Apóstoles, cuando Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, solamente a Él le dice que le dará las llaves del Reino. Se trataba de una forma simbólica (Is 22,22) pero muy clara acerca de cómo a él le estaba dando más autoridad que a cualquier otro de sus discípulos. El protestante ha inventado que Jesucristo se estaba señalando a sí mismo con el dedo. No sabemos de dónde sacaron eso, si tendrán una fotografía de aquel tiempo o tomaron un video. Si es así, estaremos esperando ese video o la fotografía.

La otra cosa que han inventado es un jueguito de palabras donde dicen que Pedro en griego es Petros=piedra y Roca es petra o sea, diciendo que Pedro es una piedrita pequeña. Respondiendo a esto hay que decir que en primer lugar la palabra Petros,ou y la otra Petra,as en el tiempo que se escribió eso y después también, significan lo mismo=Piedra, Roca. Era el “Koine” griego el que se hablaba, no el clásico. Compruébelo en cualquier buen diccionario de griego. Además, en segundo lugar, cuando Jesús le cambio el nombre y le puso KEFAS (Jn 1,42) no era en griego sino ARAMEO así que eso del jueguito de palabras en griego de algunos protestantes evangélicos se cae por su propio peso sin ningún fundamento.
Avancemos más:

3.- " ¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha pedido permiso para sacudirlos a ustedes como trigo que se limpia, pero yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo. Y tú, cuando hayas vuelto tendrás que fortalecer a tus hermanos" Lc 22,31

Ahora la Biblia nos muestra con toda claridad cómo Jesús valora a este Apóstol de una manera diferente a los demás. Satanás quería mover a TODOS. Sin embargo, Jesús en vez de pedir por todos como era lo lógico, solamente pidió por el Apóstol Pedro (Simón).

Más aun, agrega que él tendrá que fortalecer a sus hermanos al volver. Esa es precisamente la función del Papa, continuar la misión de Pedro de fortalecernos en nuestra fe.

4.- "Volvió y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: « ¿Duermes? ¿De modo que no pudiste permanecer despierto una hora?» Mc 14,37

Qué tremendo. Era uno de los momentos más difíciles en la vida de Jesús, se aparta a orar y les dice a los tres apóstoles que lo acompañan que oren.

Regresa Jesús y los encuentra dormidos a los tres, pero en vez de llamarle la atención a los tres solamente se dirige a PEDRO y le recrimina el que se haya quedado dormido. ¿Por qué Jesús no corrige a los otros apóstoles si también ellos estaban dormidos?

La respuesta es obvia. Cuando en cualquier grupo u organización algo no funciona se busca primero al encargado, responsable, jefe o cabeza de dicha organización. Jesús lo tenía muy claro en su mente y por eso fue directamente con Él.

Pedro también lo sabía y por eso aceptó su responsabilidad. Yo en broma digo que lo bueno es que Pedro no fue mexicano, porque si no rápidamente hubiera contestado: "no duermo, dormimos kimosabi, porque somos varios los dormidos". Pero no fue así y Pedro aceptó su responsabilidad.

Con lo visto hasta aquí bastaría para comprobar cómo no todos los apóstoles tenían la misma autoridad. Había un primado de Pedro. Él fue el primer Papa o cabeza visible de entre los apóstoles.

Pero vayamos una vez más a la Biblia para confirmar esto y veamos a Jesús, delante de los otros apóstoles, diciéndole solamente al Apóstol Pedro:

5.- "Simón, Hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Contestó: Sí. Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: apacienta mis corderos… apacienta mis ovejas… apacienta mis ovejas". Jn 21,15-18

Es el último evangelio, en el último capítulo y durante los últimos momentos que Jesús compartía con los Apóstoles. Fue en esos momentos, sabiendo que los iba a dejar y habiéndoles prometido que les enviaría el Espíritu Santo, aun así, sabe que tiene que dejar a alguien como pastor visible y confirma a Pedro diciéndole que apaciente sus ovejas y corderos. Jesús había dicho que él era el Buen Pastor, y ahora que él no va a estar físicamente, le deja esta responsabilidad a Pedro.

Al hombre que le había negado tres veces, y al que incluso le había dicho ’’apártate de mí Satanás’’; cuando no quiso aceptar el sufrimiento de su maestro, a ese hombre , aún así, Jesucristo le confirma delante de los otros apóstoles como el hombre que tomaría esa responsabilidad.

Sin duda que Pedro era el Pastor visible (El Papa) que Jesús quiso dejarnos.

6.- Un detalle bíblico que no olvidaron: Pedro en primer lugar.

Es sumamente interesante notar el detalle bíblico que tuvieron todos los escritores del Nuevo Testamento para con el Apóstol Pedro. Resulta que los libros del Nuevo Testamento se escribieron muchos años después de la Ascensión de Jesús, sin embargo, a pesar de eso, todos los escritores a la hora de mencionar a dos, tres o más Apóstoles, siempre pusieron en primer lugar a Pedro.

Dónde quiera que usted busque siempre encontrara ese orden. Es un tremendo detalle que no debemos de pasar por alto. Ellos escribieron: «Pedro y Juan», «Pedro, Santiago y Juan», «Pedro y los once». Aunque ya habían pasado 20, 40 o 60 años cuando se escribieron las cartas y los Evangelios, ellos a propósito no olvidaron el detalle de poner siempre en primer lugar a Pedro.

Pudieron haber puesto Juan y Pedro, pero nunca lo hicieron. Sin duda que cuando ellos lo pusieron, más que pensar en lo que había pasado, estaban pensando en enseñar que de entre todos los apóstoles, Pedro ocupaba el primer lugar.

La única vez que ponen el nombre de Santiago antes del de Pedro es en la carta a los Gálatas capítulo uno, y eso fue porque resaltan el papel de Santiago como obispo de ese lugar. Fuera de eso, nunca en el Nuevo Testamento cambiaron el orden al nombrar a los Apóstoles: Siempre pusieron en primer lugar a Pedro.

7.- Hechos de los Apóstoles y Hechos de Pedro.

El primer libro después de los Evangelios es el de Hechos de los apóstoles. Es donde se narra el desarrollo de la comunidad y la manifestación del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. Sin embargo, un estudio detallado de los primeros capítulos de ese libro, nos comprobará que la Iglesia, en la práctica, vio a Pedro como cabeza visible de la Iglesia.

Si las sectas religiosas, iglesias etc. lo dudan, dele usted un vistazo a lo siguiente:

  • ¿Quién fue el que se puso de pie para buscar al Apóstol que iba a sustituir a Judas? PEDRO Hechos 1,15
  • ¿Quién fue el primero en predicar cuando se llenaron del Espíritu Santo? PEDRO Hechos 2,14.38
  • ¿Quién fue el primero en realizar un milagro después de Pentecostés? PEDRO Hechos 3,6
  • ¿A quién metieron primero a la cárcel después del Pentecostés? PEDRO Hechos 4,1-8 Hasta eso le tocó inaugurar...
  • ¿Quién fue el primero en imponer un castigo disciplinario en la Iglesia? PEDRO Hechos 5,1-10

Por supuesto que si pusieron a Pedro en primer lugar fue porque ellos estaban 100% convencidos, igual que nosotros, que él era el primer Papa o pastor universal.

Los ortodoxos, los protestantes, los episcopales, las sectas y los lefebvristas, al no aceptar este regalo que Jesucristo nos quiso dejar, han terminado dividiéndose cada vez más y alejándose del verdadero Evangelio que nos dejó Nuestro Señor. Sin duda que los Hechos de los Apóstoles son en sus primeros capítulos, los Hechos del Espíritu Santo, manifestándose por medio del Apóstol San Pedro. Todo el Nuevo testamento nos mostró esta realidad de la primacía de Pedro: El Papa.

B.- La primacía de Pedro, el Papa, en la Historia (La Tradición).

Vayamos ahora a darle una mirada a la Tradición y veamos como la historia nos confirma lo que la Biblia nos enseño, pues desde los primeros siglos de la Iglesia, cuando había algún problema o cuestión que definir, era el obispo de Roma quien tomaba la decisión final. Dejemos que hable la historia por si sola y nos demuestre 12 datos sobresalientes de esta verdad:

a) Año 90. Así lo hizo el Papa Clemente I cuando escribió a los Corintios en una disputa interna. El hecho más importante de su pontificado es la Carta dirigida a la Iglesia de Corinto, desgarrada por la discordia, donde los llama a la obediencia del obispo de Roma. Es el documento papal más antiguo, después de las Cartas de San Pedro. Esta Carta es llamada «Primera epifanía del Primado Romano», y el obispo Dionisio de Corinto la veneraba como algo sumamente sagrado.
b) Año 110. Pasando por San Ignacio de Antioquía diciendo a los cristianos de Roma: "están purificados de todo tinte extraño", y su frase sobre Pedro el que "preside en la caridad".
c) Año 170. San Ireneo: "En ella (la Iglesia de Roma) se ha conservado siempre la tradición apostólica". Contra los herejes III, 3, 2. Si una cosa deberíamos resaltar de este santo Obispo sería la fidelidad a la fe recibida. El tiene un alto concepto de la Iglesia de Roma: "La más grande, la más antigua, por todos conocida, fundada por los gloriosos apóstoles Pedro y Pablo".
d) Año 190. Similar lo hizo el Papa Víctor I, para aclarar la situación sobre cuándo celebrar la Pascua. Cualquier agua. Es conocido su esfuerzo por convencer a los Obispos del Asia y África, para que la Pascua se celebrara de acuerdo el rito romano y no con el de los hebreos. Su decisión fue aceptada en las Iglesias.
e) Año 249. San Cipriano la designa como "punto de partida de la unidad episcopal", en ella "no tiene acceso el error en la fe". Epístola 59, 14. Siempre defendió la unión con Roma, con la cátedra de Pedro, por eso su famosa frase: "No puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia por Madre".
f) Año 380. San Jerónimo escribe al Papa: "Sólo en vos se conserva íntegra la herencia de los Padres". Epístola 15, 1.
g) Año 390. San Ambrosio, uno de los grandes doctores de la Iglesia afirmo: "Donde está Pedro allí, está la Iglesia". narr. in Ps., 40, 30. Más claro no se puede decir.
h) Año 420. San Agustín, con su famosísima frase donde claramente muestra la autoridad del Papa: "Roma locuta causa finita". Roma ha hablado la causa está definida. Sermón 131, 10, 10.
i) Año 451. Los padres del Concilio de Calcedonia reciben la epístola dogmática del Papa San León I (el Tomus ad Flavianum) aclamando: "Pedro ha hablado por boca de León".
j) Año 600. San Gregorio Magno Papa, apoyó la misión de Agustín de Canterbury y Una de sus grandes obras fue la conversión de Inglaterra, por el envió de monjes, esto dio como resultado la constitución de la Iglesia Inglesa. Hasta los anglicanos reconocen esto.
k) Año 1375. Santa Catalina de Sciena. Por sus oraciones y esfuerzos, muchas ciudades, entre ellas Arezzo, Lucca y Siena se mantuvieron fieles al Papa. Ella entendió y valoró en profundidad el primado de Pedro, de allí que lo defendiera con valentía.
l) Año 1620. San Josafat. Aunque nació en Vladimir, Ucrania, se decidió a la unión con la Iglesia católica y al sucesor de Pedro, sin renunciar a las peculiaridades de Oriente. Escribe varios folletos sobre el bautismo de San Vladimiro, sobre el primado de Pedro y en defensa de la fe católica.

Por todo lo anterior, el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium 18b: "Esta doctrina sobre la institución, perpetuidad, poder y razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible, el Santo Concilio la propone nuevamente como objeto de fe inconmovible a todos los fieles".

Era lógico. Los Papas siguientes eran sucesores de Pedro y por lo mismo tendrían la misma autoridad.

Así que mis queridos hermanos ortodoxos, protestantes, evangélicos, anglicanos, episcopales y lefebvristas, en el primado de Pedro (el Papa) como sucesor no hay ningún invento, puesto que la Palabra de Dios y la historia nos muestran con claridad. La Biblia y la Tradición dan cuenta de este hecho.

Hermano Alberto, un ecumenismo ingenuo tal como lo practicaste y otros lo practican en vez de ayudarte a buscar la unidad te facilitó la división.

Ojala y los obispos tomen cartas en el asunto y orienten a la gente para que no se practique un ecumenismo de café o de cantos o de cualquier tipo que no esté bajo las directrices del magisterio de la Iglesia.

Conclusión

Si quien lee esta carta es católico alabe a Jesucristo pues la Presencia Real de Cristo al convertirse el Pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo; La comunión con el santo Papa como signo de nuestra obediencia a la voluntad de Jesucristo y el vivir y aceptar la Iglesia esposa que Jesucristo dejó son un incalculable tesoro espiritual decidimos aceptar. Amén

P.D.

Si esta carta te ha sido de bendición ayúdanos a darla a conocer para fortalecer la fe de miles de católicos ante esta situación. Recomienda este sitio www.apologetica.org

Al parecer muchos hermanos no católicos no quieren ver esta tremenda realidad y otros como tu Alberto sabiéndolo la rechazaron cambiando la Verdad por un plato de lentejas. (cfr. Gn 25, 30-34). ¿Esaú se habrá arrepentido después? Creo que nadie exageraría al creer que sí lo hizo. Que tremenda tontería se comete cuando se deja algo eterno y de tanto valor por algo pasajero como un plato de lentejas.

Dice C.S. Lewis: «Sacrificar un bien mayor para obtener un bien menor y, después, ni siquiera quedarse con el bien menor, es algo increíblemente absurdo». Seguramente que a Esaú el gusto le duró el tiempo que le duraron las lentejas y a ti Alberto y a quienes abandonan la fe por cosas pasajeras les durará lo mismo.

Tu hermano en Cristo, Martin Zavala