viernes, 27 de agosto de 2010

El preservativo, la vida conyugal y la Iglesia

El preservativo, la vida conyugal y la Iglesia

Autor: Félix A. Rangel Morales

INTRODUCCION

Actualmente en mi país se viene promoviendo políticas de Estado en confabulación con ONG antivida que vienen martillando por todos los medios posibles ya visuales escritos u orales los sentidos de los cristianos banalizando ciertas prácticas, está incidiendo, sin el menor respeto, en las creencias y en la intimidad conyugal y familiar. Especialmente el daño se produce con los jóvenes: para los diseñadores de campañas como “salud reproductiva”, “sexo Seguro”, “planificación familiar” o la lucha contra el SIDA no existe ese precepto constitucional de que todos tenemos derecho a nuestra integridad moral y a la intangibilidad de las conciencias. Los padres son los primeros educadores de los hijos, y con esas campañas se produce un abuso de poder de las propias Administraciones frente a los derechos y responsabilidades de los padres, que son pisoteados.

El Papa Juan Pablo II sostenía que era necesario “Una propuesta pastoral para la familia en crisis supone, como exigencia preliminar, claridad doctrinal, enseñada efectivamente en el campo de la teología moral, sobre la sexualidad y la valoración de la vida … En la base de la crisis se percibe la ruptura entre la antropología y la ética, marcada por un relativismo moral según el cual no se valora el acto humano con referencia a los principios permanentes y objetivos, propios de la naturaleza creada por Dios, sino conforme a una reflexión meramente subjetiva acerca de lo que es más conveniente para el proyecto personal de vida. Se produce entonces una evolución semántica en la que al homicidio se le llama muerte inducida, al infanticidio, aborto terapéutico, y el adulterio se convierte en una simple aventura prematrimonial. Al no tener ya una certeza absoluta en las cuestiones morales, la ley divina se transforma en una propuesta facultativa dentro de la oferta variada de las opiniones más en boga” (Juan Pablo II durante la visita ad limina de los Obispos de la región Este 2 del Brasil, 16 de noviembre de 2002)

Debido a la explosión existente del relativismo moral, el libertinaje sexual, el paganismo secular y el feminismo extremista muchas familias cristianas caen en la tentación de pensar que a sus matrimonios les faltaban los "ingredientes" para una "verdadera felicidad". Una de las bases para esa "verdadera felicidad", según lo que dice el mundo secular y pagano, es la unión sexual sin procreación. A su vez, algunos teólogos, bajo la falsa creencia de que la conciencia humana ofrece mejores garantías que la Iglesia en la interpretación de la Ley de Dios (What went wrong with Vatican II, Ralph McInerney, Sophia Institute Press, 1998, páginas 85-88.), dejaron de explicarles a las familias las razones por las cuales la Iglesia condena el uso de los métodos artificiales para controlar la natalidad.

Hoy más que nunca debemos sostener la buena doctrina: “La unión conyugal de un hombre y una mujer constituye la unión de dos personas creadas por Dios, con todas sus características biológicas, emocionales, mentales y sociales. No es posible separar ninguna de estas características de un ser humano. En efecto, el matrimonio requiere la aceptación total y mutua del hombre y de la mujer, lo cual incluye la capacidad procreativa de cada uno. Intentar desligar, dentro de la relación sexual, la capacidad procreativa de la capacidad unitiva, es, en efecto, intentar "re-crear" un hombre y una mujer muy distintos a aquellos que Dios creó. Esta situación tiene consecuencias graves y sobrenaturales: "Seréis como dioses", juró en falso Satanás a Adán y Eva.”

"Por la unión de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el bien de los esposos y la transmisión de la vida. No se pueden separar estos dos….valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual de los cónyuges ni comprometer los bienes del matrimonio…”. (Catecismo de la Iglesia Católica, número 2363).

El preservativo y los diversos anticonceptivos no tienen cabida en la pareja cristina porque atenta intrínsecamente contra el fin del matrimonio.

1. Definición y función del preservativo

El Preservativo es sinónimo de condón o profiláctico y este es un dispositivo que se utiliza durante el coito como método anticonceptivo y de prevención de varias enfermedades de transmisión sexual.

La función original del preservativo fue la contracepción, ya que retiene en su interior el semen, impidiendo de esta manera su contacto con los óvulos y el subsecuente embarazo. En otros términos, el preservativo es un dispositivo de control natal (anticonceptivo) que se utiliza durante la relación sexual de la pareja para evitar el embarazo.

Aparte de la vasectomía, el preservativo es el único método de control natal disponible para los hombres, este dispositivo impide que el semen entre en contacto con el interior de la vagina donde podría alcanzar el óvulo, ya que si esto sucede, se puede presentar el embarazo.

Hasta hace poco tiempo, el preservativo era utilizado sólo por los hombres, pero en la actualidad se dispone de un condón femenino.

El condón masculino es una cubierta delgada que se ajusta sobre el pene erecto del hombre. Los condones están hechos de:

 • Membrana animal

 • Goma de látex

 • Poliuretano

De lo afirmado arriba se concluye que el preservativo detiene la natalidad, un proceso natural que es la meta de todo contacto sexual. Un preservativo promueve el desperdicio del semen en actividades lúdicas y placenteras y va en contra de las leyes naturales que exigen que cada gota de semen sea preservada para la creación de bebés lo que sostendremos a continuación.

2. Razones por la que el preservativo no es un mal menor en el matrimonio

El profesor Leal Vieira, Presidente de la Asociación Provida-familia, señaló que "el preservativo bajo ningún punto de vista es un mal menor, la solución está en vivir la monogamia y la abstinencia sexual". (...) "El preservativo sólo incrementa las enfermedades de transmisión sexual y el SIDA, ya que su uso es una ruleta rusa".

El teólogo brasileño Bettencourt explicó que "el principio del mal menor sólo es válido cuando existen solamente dos opciones y se debe actuar inmediatamente; pero en el caso de la sexualidad, existe una opción que es la abstinencia sexual". El talón de Aquiles del preservativo es la castidad y la fidelidad que son mucho más eficaces.

El Dr. Jerome Lejeune, padre de la genetica, ("Engaño sobre el amor. Desinformación sobre el sida", en Boletín de Vida Humana Internacional, XI-XII/89): "Con el condón quedan embarazadas aproximadamente un 10% de las mujeres al cabo de un año de uso. Si no es una barrera infranqueable para los espermatozoides, menos aún lo será para el virus del SIDA, que es 500 veces más pequeño. Como puede suponerse, decir que el preservativo es eficaz para prevenir el SIDA es un absurdo (...). Un sodomizador seropositivo hará correr un riesgo de por lo menos uno entre diez de contraer la enfermedad mortal,..., por lo que es totalmente imposible calificar de mal menor un comportamiento tan peligroso para otro ser humano".

Otro artículo nos dice que “el 23% de los maridos y de las esposas de los que tenían SIDA, se infectaron, a pesar de usar consistentemente el preservativo” (M.D.C. Guimaraes, et al., American Journal of Epidemiology, v. 142,1995).

2.1. Razones científicas

Hoy la ciencia cada día da razones valederas por la que el preservativo no es recomendable en la vida sexual de las parejas dándole la razón a la iglesia, entre las diferentes razones científicas tenemos:

2.1.1. Consecuencias contraproducentes en la personalidad

Javier Marcó Bach, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, profesor que imparte la asignatura «Fisiología Animal», de tercero de Biología, ha escrito un trabajo para el curso 2003-2004, donde relata los efectos secundarios por el uso de anticonceptivos, entre los que mencionan frigidez y depresión; dificultades en la relación de pareja; falta de respeto a la vida, e incluso disminución de la libertad y aumento del número de divorcios.

El texto repartido por el profesor Javier Marcó Bach entre los alumnos de tercero de la facultad establece que el uso de anticonceptivos «puede propiciar irresponsabilidad ante la vida en adolescentes: pueden quebrar el equilibrio de la personalidad en maduración, con tendencia a la evasión con drogas, alcoholismo y conductas que pueden producir traumas físicos y psíquicos a veces irreparables».

El docente explica que «el uso continuado de los anticonceptivos rompe un conjunto de componentes psicofisiológicos de una vida sexual normal y puede producir alteraciones en la conducta». Y añade: «Pueden hacer más ardua la armonía, felicidad y estabilidad, ya que si falta rectitud fomentan el egoísmo y la búsqueda principalmente de la satisfacción del propio deseo, con lo que se puede acabar usando al otro, siendo incapaz de dominar el instinto», para advertir que con su uso «se duplican los divorcios».

El profesor Javier Marcó defiende en el documento el uso de métodos de reconocimiento de la fertilidad naturales basados en la detección de los periodos fértiles mediante signos externos que ocurren de manera natural durante el ciclo femenino, que permiten una mayor racionalidad y libertad; son de eficacia comparable a los mejores anticonceptivos y permiten una «mayor probabilidad en la posibilidad de elección del sexo del hijo.

El docente atribuye también a los anticonceptivos el efecto de provocar una mentalidad cerrada a la vida. En este sentido, argumenta que «la ruptura sistemática de unión que existe en la biología entre sexualidad y vida, y de modo inconsciente en el psiquismo humano, produce una falta de respeto a la vida, que favorece el aborto cuando falla el anticonceptivo».

Por último, asegura que «está demostrado que la depresión y frigidez son efectos secundarios demostrados por la utilización de anticonceptivos hormonales. (...) En los demás se llega a lo mismo por cambios en la motivación y significado de la sexualidad. Si se busca predominantemente la satisfacción sensorial a toda costa, como con el tiempo disminuye el placer, se llega al hastío y a sentirse objeto, con la consiguiente depresión y frigidez».

2.1.2. Consecuencias contraproducentes en la salud física de la pareja

2.1.2.1. Desarrollo de procesos cancerígenos

Técnicos del Departamento de Investigación Química y Veterinaria en Stuttgart explicaron que, en un muestreo sobre productos de mayor venta en máquinas expendedoras, grandes almacenes y farmacias, en algunas de las marcas de preservativo investigadas se aprecian «incluso cantidades muy considerables» de nitrosaminas, un componente que al parecer puede provocar el desarrollo de procesos cancerígenos, según explicó el director de los laboratorios, Werner Altkofer.

Durante los análisis, los preservativos fueron puestos en contacto, por espacio de una hora, con una solución de sudor artificial, a fin de determinar qué sustancias de aquél resultaban incorporadas por dicho elemento. Según se explicó, las nitrosaminas penetran en el cuerpo humano a través de las mucosas y, al parecer, no está definida una cantidad mínima de las mismas, necesaria para desencadenar el aparente efecto cancerígeno.

Apenas sólo tres de los preservativos de mayor uso aparecían libres de nitrosaminas, ambos tres procedentes de un mismo fabricante, según precisó Altkofer.

El departamento encargado de las pruebas ha transmitido los resultados a las autoridades de Baden-Württemberg a fin de que presionen al Gobierno federal para que se legisle a este respecto.

¿Se imaginan los lectores si estos resultados se hubiesen producido con algún alimento? Estaríamos ante otra de las graves crisis alimentarias, el boom mediático estaría servido y los agricultores temblando.

Pues bien, se trata de un producto anticonceptivo, recomendado por entidades sociales, sanitarias y políticas, y la noticia es ignorada. ¿Tal vez el cáncer es menos grave si es producido por condones que si lo produjera un producto láctico? ¿Es más necesario el condón que el pan y por eso hay que evitar la alarma social? Parece que se trata de otro caso en el que hay intereses creados.

Ver también:

 2.1.2.2. Las reacciones alérgicas por el uso del preservativo de látex

Hay muchas mujeres y hombres que tienen alergia al látex; hay parejas que no pueden tener relaciones sexuales con preservativos, debido a que a ella se le irrita la vagina o él sufre molestias en el pene (enrojecimiento, dolor o irritación) porque son alérgicos al látex. Para una mayor información sobre este punto:

2.1.3. Las consecuencias por el engaños causado por los promotores del preservativos.

La OMS explica que el uso perfecto del preservativo no previene siempre el embarazo. "La tasa estimada de embarazos con uso perfecto del preservativo, esto es, aquella efectuada entre quienes informan de un uso tal y como debe ser usado (es decir, en modo correcto) y en cada acto o relación sexual (o sea, en modo consistente), es del 3% en 12 meses". (Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000.)

Es innecesario decir que el uso típico del preservativo, que incluye un uso perfecto e imperfecto (por ejemplo, que no se use en todos y cada uno de los actos o relaciones sexuales, o que sea usado en modo incorrecto) es mucho menos efectivo en la prevención del embarazo. "La tasa de embarazo con un uso típico puede ser mucho más alta (10-14%) que con un uso perfecto, pero esto es debido principalmente a su uso inconsistente o incorrecto, no al fallo del preservativo" (Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000).

En efecto, el embarazo a pesar del uso de preservativo está bien documentado, con un índice de Pearl cercano a un 15% de fallo en mujeres durante el primer año de su uso. (El índice de embarazos de Pearl es un método estándar de comparación de efectividad de métodos contraceptivos. Mide el número de embarazos que ocurren al ser usado por 100 mujeres durante un año.)

Si puede haber embarazo a pesar del uso de preservativo ¿no debería concluirse lógicamente que el condón permite también la transmisión de HIV y ETS, puesto que los organismos causantes de enfermedades pueden están presentes en los espermatozoides, en el fluido seminal e incluso en otros sitios, como las superficies de la piel, que no están cubiertas por el condón? Es más, se tiene que considerar que una mujer puede quedar embarazada sólo durante sus días fértiles (5-8 días cada ciclo, aproximadamente, tomando en consideración el periodo vital del esperma en el interior de su cuerpo), mientras que el VIH y las ETS pueden transmitirse cualquier día.

En una carta bien documentada, publicada en el número del 5 de Enero del 2002, en el British Medical Journal, el Dr. Trevor Stammers alegaba que la estabilidad del matrimonio es clave para combatir el problema de los muchos embarazos de adolescentes en el Reino Unido. El Profesor Stammers (Véase la carta del Profesor Stammers en el British Medical Journal:

http://bmj.com/cgi/content/full/324/7328/51/a , que es instructor de Medicina General en la Escuela de Medicina del Hospital San Jorge en Londres, citaba estudios con la observación que "hasta el 80% de los embarazos no planeados son el resultado de falla de contracepción" y continúa afirmando que, por tal motivo, facilitar mayor acceso a la contracepción no puede ser la solución del problema".

En cuanto al uso de los preservativos para evitar los embarazos, las autoridades deben informar que no protegen totalmente; existe siempre el riesgo de que la mujer quede embarazada. Los preservativos son un gran negocio, llenan de dinero los bolsillos de quienes producen a costa de la inmoralidad de la población a la que inducen al libertinaje. La iglesia no está, ni estará nunca en favor de los "preservativos".

Ver también Public Health—Seattle and King County: Condom Information Update ´99 en http://www.kingcounty.gov/healthservices/health/communicable/hiv/publications/infograms/condom99.aspx

Tasa de falla del preservativo en evitar embarazo y Documento Fuente


  1. 9.8-18.5%:Harlap et al. "Preventig Pregnancy, Protecting Health" Alan Guttmacher Institute, 1991, p.35.

  2. 4-16%:Jones & Forrest. "Contraceptive Failure in the United States" Family Planning Perspectives 21(3): 103-109. 1989.

  3. 12%: U.S. Dept. HHS. "Your Contraceptive Choices For Now, For later", Family Life Information Exchange, Bethesda, MD.

  4. 18.4%: Mujer menor de 18 en el primer año de uso del condón. Grady et al. "Contraceptive Failure in the U.S." Family Plannig Perspectives 18(5): 204-207. 1986.

  5. 10-20%: McCoy & Wibblesman. The New Teenage Body Book. The Body Press, Los Angeles, 1987, p.210.

  6. 10%: Seligman & Gesnell. "A Warning to Women on AIDS" Newsweek, 31 de agosto, 1987, p.12.

  7. 3-15%: Kolata. "Birth Control" New York Times Health, 12 de enero, 1989. Si se considera que la mujer es fértil de 6 a 10 días por ciclo, la tasa de falla es del 21- 36%.
 Porcentaje de mujeres menores de 18 años que quedaron embarazadas durante el primer año de uso de anticonceptivos, según el método (Grady, "Contraceptive Failure in the U.S.", Family Planning Perspectives, 28[5]: 207, 1986.):


  • Píldora 11.0%,

  • DIU 10.5%,

  • Condón 18.4%,

  • Espermicidas 34.0%,

  •  Diafragma 31.6%.
Lo dice la página web del fabricante de preservativos Durex: «Ningún método de contracepción proporciona una protección del cien por cien contra los embarazos o las enfermedades de transmisión sexual. Los condones suelen fallar principalmente a causa de deslizamientos, o aparecen roturas porque no se utiliza de forma correcta, por lubricantes adicionales a base de aceites, a causa de las uñas, o porque no se sujeta el condón cuando se extrae el pene de la vagina». http://www.condonland.com/usodelpreservativo.htm

2.2 Razones Naturales

Los principios religiosos sobre la vida sexual son principios que no pertenecen exclusivamente a la ley revelada sino ante todo a la ley natural (ley también divina, pero labrada en la misma naturaleza del hombre, en la luz de su inteligencia y en sus inclinaciones naturales). Al revelarlas a los hombres, Dios se limita a repetir en su revelación positiva, un mandamiento inscripto en nuestra naturaleza.

La necesidad de que el uso correcto de la sexualidad tenga lugar dentro del matrimonio y siempre de tal modo que no se cierre artificialmente la vida, se deriva:


  1. De modo positivo: de la misma estructura de la naturaleza humana y de sus inclinaciones naturales; la facultad generativa se ordena de la perpetuación de la especie, y el placer sexual se ordena a manifestar la plenitud del acto en que la especie se perpetúa. No se ordena a una autosatisfacción. Y todo acto sexual que no sea oblativo (es decir, que no tenga por finalidad y motivo fundamental el ser una entrega) es un acto de egoísmo (es decir de autorreferencia: la persona se busca a sí misma; y “usa” a otra, del sexo opuesto o del mismo sexo, para procurarse el placer a sí mismo).

  2. Por la exigencia de la especie humana para ser perpetuada: la especie se perpetúa no sólo procreando sino educando a la prole que ha sido generada. Pero la educación necesaria para la prole sólo es garantizada dentro de un matrimonio monógamo, estable y perpetuo. Por eso el uso de la sexualidad debe restringirse a este marco.

  3. De modo negativo: por las consecuencias que se seguirían para la especie humana si el uso de la sexualidad fuera lícito de ejercer de modo indiscriminado: dentro y fuera del matrimonio, con otro o consigo mismo. En definitiva estas consecuencias son las que vemos en aquellos países donde se practica el libertinaje sexual y donde el matrimonio ha caído en gran desprestigio: la sociedad ha caído en una profunda insatisfacción y marcha hacia la extinción.
Hacer bueno uso del sexo es hacer uso de él dentro del matrimonio, para fomentar el amor conyugal y al mismo tiempo con apertura a la vida.

Un amigo reflexionando sobre el uso del sexo en los seres vivos decía que:

El acto sexual en las flores es hermoso

En las mariposas es bello

En las palomas es cariñoso

En los perros es sucio

En el hombre es caos y confusión

2.3. Razones morales

2.3.1 La Encíclica Humanae vitae de Pablo VI

El uso del preservativo en el acto sexual de los esposos es siempre un pecado grave. El texto más importante al respecto está en la Humanae vitae de Pablo VI donde se habla sobre el preservativo en particular,

"Queda patente que el uso del sexo tiene un fin altísimo y nobilísimo que no debe desvirtuarse separándolo de la procreación: es decir, de los actos de suyo aptos para que pueda derivarse una nueva vida; todo acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida (Humanae Vitae n.11).

Por eso, más adelante añade, sería intrínsecamente deshonesto, "Toda acción que en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación ".(Humanae Vitae n.14)

2.3.2 El Santo Oficio

Uno de los textos más explícitos es la Respuesta del Santo Oficio; 19 de abril de 1853 (bajo Pío IX) (Denzinger Schoenmetzer 2795). Allí responde textualmente a una consulta:

"Se pregunta:

1) Si es lícito en algún caso el uso imperfecto del matrimonio, ya se realice de modo onanista o de modo condomado (con el recurso del criminal instrumento vulgarmente dicho “condom”).

2) Si la esposa consciente [de lo que hace] puede prestarse pasivamente a la relación condomada.

Respuesta:

A 1) Negativamente; pues es intrínsecamente malo.

A 2) Negativamente; pues daría su obra a una acción intrínsecamente ilícita".

Como verá, este texto califica de "intrínsecamente malo" la relación sexual realizada con "condom" (nombre técnico del preservativo por su inventor), incluso dentro del matrimonio.

Éticamente el preservativo separa los dos significados del acto conyugal (unitivo y procreativo) y es, por tanto, siempre intrínsecamente inmoral. La moral cristiana manda la continencia que consiste en frenar, moderar y usar rectamente esa fuerza vital que es la sexualidad. A esto se llama castidad. Los jóvenes están obligados a la castidad para llegar íntegros al matrimonio y los casados deben guardar la castidad conyugal que consiste fundamentalmente en ser fieles.

2.3.3. Por la Ley natural.

En los últimos cuarenta años en los que domina el relativismo moral, la moral y la ética de las actuaciones humanas parece que ha quedado en desuso. Algo es bueno en tanto en cuanto me satisface a corto plazo, el fin deseado justifica todos los medios que emplee, no hay medio bueno ni medio malo. Aún así, las normas morales están allí presentes las tenemos gravadas en el corazón. Alguien dijo que Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca. Las leyes morales no están más que para hacer posible, con su cumplimiento, la felicidad del hombre en su medio.

La moral no es exclusividad del cristianismo, pues es indubitable que existe una ley natural o ética de la naturaleza en base a la cual unos actos pueden considerarse buenos, y otros malos. El acto de un enfermo de sida que facilitan la propagación de su enfermedad al tener contacto sexual a sabiendas de esto es éticamente reprobable. Los actos de los diferentes funcionarios y personal de la salud sean públicos o privados que promueven la “salud reproductiva”, el “Sexo seguro” o la “planificación familiar” mediante el preservativo u otros medios anticonceptivos entre las personas con el único fin de deshumanizar el sentido de la sexualidad, también son éticamente reprobables. Si se apuesta, por lo tanto, por medidas como la de usar el preservativo, que no son seguras, y hacen que se multipliquen los actos peligrosos de propagación del sida y otras ETS, y desvirtúan la sexualidad, usando un sentido de la ética meramente ecológico, debemos decir que es negativo para el hombre.

2.3.4. La Monogamia

En mi país muchos logros sociales obtenidos mediante la Monogamia se están derribado bajo el silencio cómplice de las autoridades civiles al promover desde las escuelas secundarias políticas educativas de la “salud reproductiva”, el “sexo seguro” o la “planificación familiar” Las consecuencias la tenemos a la vista, muchos sectores de la población están volviendo a costumbres sexuales que se creían superadas, volviendo a la poligamia, la inmensa cantidad de madres jóvenes, madres solteras, niños mendigando por las calles por la canallada de irresponsables polígamos que van regando hijos sin el mas mínimo compromiso moral de ser padre o madre. Operadores de justicia que dictan sentencias por juicios de alimentos ridículas pues tasan a los hijos como cualquier simple mercadería evadiendo la grave responsabilidad de los padres para con sus hijos de alimentación, comida, vivienda, educación, etc.

No se puede ser indiferente, son muchos logros sociales los que se derribarían si la monogamia se dejara optativa; y el logro que ahora estamos deseando que no sea destruido es el de la salud de las personas, cuestión de vida o muerte: casi nada.

Es moralmente ilícito propugnar una prevención del embarazo basados en los preservativos u otros medios y recursos que violan el sentido auténtico de la sexualidad, y que son un mero paliativo para un malestar profundo de muchas familias pobres por falta de recursos económicos, Aquí está en juego la responsabilidad de los esposos y de la sociedad. Y la recta razón no puede admitir que valiéndonos de un hecho real: la fragilidad de la familia numerosa pobre, de motivo para empeñarse más en políticas que resquebrajan la unidad familiar, y se traduzca en pretexto para una cesión que abra la vía a la degradación moral mediante programas como “salud reproductiva”, “sexo Seguro”, o “planificación familiar”.

Buscar la solución al problema de la familia pobre con numerosos hijos promoviendo el uso de preservativos u otros medios anticonceptivos, significa tomar un rumbo que no sólo no es muy eficaz desde el punto de vista técnico, sino también y por sobre todo, es inaceptable desde el punto de vista moral. La proposición de que una sexualidad de esta manera es segura, ignora las múltiples causas reales del problema, cual es la permisividad que, en la esfera corroe la fibra moral de la gente. La distribución injusta de los recursos, políticas salariales de hambre y una educación sexual basada en un pansexualismo que mira al ser humano solo como un objeto sexual y no a una formación integral de la persona humana en beneficio de la sociedad en general.

2.3.5. El ser humano no es un "objeto sexual"

¿Qué sucede cuando se separa deliberadamente la capacidad unitiva de la capacitad procreativa dentro del matrimonio? Se objetiviza tanto al hombre como a la mujer. El Papa Pablo VI sostuvo en su encíclica Humanae Vitae: "Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoístico y no como a compañera, respetada y amada" (Humanae Vitae, número 17).

Esta trágica despersonalización del ser humano. No es solamente la mujer la que se convierte en un "objeto sexual". También el hombre pierde el sentido de su integridad y dignidad, convirtiéndose en una criatura a quien sólo le interesa satisfacer un creciente apetito sexual. En muchas ocasiones, puede producirse en la mujer una dependencia emocional irracional en la carnalidad; en otras palabras: solamente se "siente amada" cuando se "siente deseada" (Sexual Wisdom, Dr. Richard Wetzel, Proctor Publications, 1998, página 158.).

Dado que la contracepción se enfoca en la capacidad unitiva, se desata entonces una furia y obsesión por el placer sexual. Según la mentalidad contraceptiva, el ser humano tiene "necesidades" físicas sexuales que tiene que satisfacer. ¡Observen la inconsistencia: curiosamente, la actividad sexual, descrita exclusivamente en términos de funciones biológicas naturales, requiere de métodos para controlar la natalidad que son artificiales! (Sexual Wisdom, Dr. Richard Wetzel, Proctor Publications, 1998, página 158.).

Sin embargo, la relación sexual humana no es únicamente una función biológica. Nosotros sabemos que cada acto sexual involucra las emociones, la mente y la voluntad, requiriendo una decisión. Y con cada decisión hay una responsabilidad. El ser humano, a diferencia de los animales, tiene la capacidad de gobernar su conducta sexual. Por lo tanto, cada acto sexual es un acto personal con las necesarias consecuencias morales; e igualmente, cada acto contraceptivo tiene sus correspondientes consecuencias, como lo describió bien Javier Marcó Bach líneas arriba.

Éticamente el preservativo separa los dos significados del acto conyugal (unitivo y procreativo) y es, por tanto, siempre intrínsecamente inmoral. La moral cristiana manda la continencia que consiste en frenar, moderar y usar rectamente esa fuerza vital que es la sexualidad. A esto se llama castidad. Los jóvenes están obligados a la castidad para llegar íntegros al matrimonio y los casados deben guardar la castidad conyugal que consiste fundamentalmente en ser fieles.

En cuanto al uso de los preservativos para evitar los embarazos, las autoridades deben informar que no protegen totalmente; existe siempre el riesgo de que la mujer quede preñada. Los preservativos son un gran negocio, llenan de dinero los bolsillos de quienes producen a costa de la inmoralidad de la población a la que inducen al libertinaje. La iglesia no está, ni estará nunca en favor de los "preservativos".

Se acusa a la Iglesia de retrasada porque rechaza el usos del preservativo en la unión sexual de la pareja matrimonial. Las campañas de “salud reproductiva”, “paternidad responsable” y de “sexo seguro” para prevenir el embarazo y los hijos no deseados, promueven el uso del preservativo como defensa segura. La iglesia nunca aceptará el uso del condón ni fuera ni dentro del matrimonio. En principio, no deben darse las relaciones sexuales extra o pre-matrimoniales (se rechaza con esto la promiscuidad, la prostitución, el homosexualismo y no sólo el uso del condón). No se permite a los esposos el uso del condón porque se impide la entrega total de dos personas que deben amarse y se va en contra de los fines del matrimonio que debe estar abierto a la vida.

“La sexualidad sin su significado pleno, deja de ser un lugar de encuentro entre dos personas, se acaba vulgarizando y se puede convertir, por el contrario, en mero instrumento de utilización mutua para obtener un placer personal. Si la perspectiva humanizante del amor está ausente, la relación puede incluso hacerse violenta. Cuando, en la relación sexual, se disocia la inteligencia y el corazón del cuerpo (utilizando solamente como objeto de placer), o la sexualidad en su sentido amplio se confunde con genitalidad, parte de esa persona puede sentirse decepcionada, vacía.” (la sexualidad sin amor, Jokin de Irala)

3. El uso de los anticonceptivos por los católicos

Fernando Pascual describe acertadamente lo que está sucediendo dentro los hogares católicos: “Muchos esposos católicos usan anticonceptivos. Al actuar así, con mayor o menor conciencia, van contra la doctrina de la Iglesia, expuesta en diversos documentos, sobre todo en la encíclica «Humanae vitae» del Papa Pablo VI.

Según nos enseña la moral católica, es inmoral el uso de métodos anticonceptivos por el hecho de que alteran la naturaleza y el sentido propio del acto conyugal, un acto que debería ser expresión del amor entre los esposos abierto a la llegada de los hijos que Dios pueda enviar.

¿Por qué tantos católicos no aceptan esta enseñanza? Se pueden dar respuestas mejores o peores, según la perspectiva que se adopte para analizar esta situación.

Algunos harán un análisis en clave sociológica: en muchos países la mayoría de la población acepta como «normal» el uso de los anticonceptivos, y los católicos se ajustan y acomodan a la mentalidad dominante.

Otros hablarán de motivos económicos: los esposos, en sus primeros años de matrimonio, suelen verse apurados por la falta de dinero. Sienten la presión de tener que pagar la casa y mantener un nivel de vida «aceptable». Por lo mismo, los dos trabajan. En esa situación, pensar en un hijo parece imposible, y se recurren a los métodos anticonceptivos «más seguros».

Otros señalarán causas psicológicas: las parejas suelen desear unos primeros años de matrimonio sin las angustias y las responsabilidades que surgen con el nacimiento de cada hijo. O prefieren madurar y asentar la relación de pareja. O buscan vivir la belleza de los primeros meses de recién casados con más tranquilidad y sin un hijo «precoz» que altere completamente la convivencia conyugal.

Pero es importante no olvidar las causas más profundas de este hecho. La primera radica, en muchos casos, en un desconocimiento de la enseñanza católica y de los motivos de la misma. Lo cual ocurre porque los jóvenes no han recibido una catequesis completa sobre el tema, o porque nunca se les ha enseñado que el uso de anticonceptivos es pecado mortal, o porque tras haber escuchado una buena explicación han optado por rechazarla.

Por desgracia, no faltan casos de agentes pastorales o incluso sacerdotes que no enseñan la verdadera doctrina católica sobre este tema, y así confunden, desorientan y engañan a los fieles. Ante esta situación, hay que renovar la oración a Dios para que envíe a su Iglesia santos sacerdotes y para que los mismos católicos sepan distinguir lo que es buena doctrina y lo que es la opinión errónea de quien ya no vive en la verdad de la fe que debería profesar.

Otra causa profunda está en la falta de fe y de esperanza. Cuando hay fe en Cristo y en la Iglesia, cuando los corazones se ponen en las manos de Dios, la enseñanza moral de la Iglesia es vivida con seriedad, desde convicciones alegres: Dios, si pide algo, es para nuestro bien, y nos ayudará a asumir plenamente la enseñanza moral que es parte de nuestra coherencia cristiana.

Una tercera causa, muy relacionada con la anterior, se esconde en el miedo. Para algunos, la llegada del hijo es considerada como un drama, algo que crea inseguridad, problemas, vacilaciones. En cambio, quien confía, quien comprende lo maravilloso que es colaborar con el Padre en la transmisión de la vida, puede no sólo superar esos miedos, sino alegrarse profundamente cada vez que inicia un nuevo embarazo y hay que reorganizar toda la vida familiar para acoger de la mejor manera posible al recién llegado.

Las familias católicas pueden hacer mucho para educar a los niños y a los jóvenes en el auténtico espíritu cristiano que lleva a abrirse a la llegada de la vida. Gracias a Dios, es posible encontrar hogares que están abiertos a la vida, abiertos al amor, abiertos a la Iglesia, abiertos a Dios.

En esos hogares, si Dios así lo quiere, el amor de los esposos llega a ser bendecido por la llegada de hijos. Serán pocos o muchos, no importa. Lo que sí importa es que cada uno sea amado en sí mismo, y que su llegada haya sido posible porque los esposos, sin usar trampas ni anticonceptivos, con una paternidad auténticamente responsable y llena de esperanza, han sabido amarse y darse por completo entre sí.

Viven así la fecundidad esponsal que es «el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos» (Juan Pablo II, «Familiaris Consortio» n. 28). Esa fecundidad explica la existencia de millones y millones de hijos, que recibimos el amor de Dios desde la generosidad alegre de unos padres que se aman y que nos aman.”

4. ¿Por qué la Iglesia no permite los preservativos para los que no quieren tener muchos hijos?

La Iglesia enseña que va contra la ley de Dios el empleo de métodos artificiales de control de la natalidad, sean físicos (como los preservativos), o químicos (como cualquier píldora anticonceptiva, espermaticidas, etc.).

También enseña que es contrario a la ley de Dios el acto sexual interrumpido (llamado onanismo), que consiste en que el varón derrame fuera de la mujer precisamente porque no desean concebir.

La Iglesia enseña también que es un pecado muy grave cualquier método abortivo (por ejemplo, la llamada “píldora del día siguiente” o el dispositivo intrauterino o diu), porque en ellos no sólo se impide una nueva concepción sino que se mata a un ser humano recién concebido.

Enseña también que es pecado la esterilización voluntaria, es decir, la vasectomía en el varón y la ligadura de trompas en la mujer, métodos ambos que buscan evitar definitivamente la procreación.

5. ¿Por qué el uso del preservativo es contrario a la ley de Dios?

Porque la unión sexual es el instrumento que Dios ha previsto para hacer lo más grande que realiza el hombre: traer nuevas criaturas al mundo, nuevos seres humanos, creados a su imagen y semejanza y destinados a vivir para siempre. Esto da al sexo una enorme dignidad y hace que sea, como ya dijimos, algo divino, sagrado. Cuando un hombre y una mujer se unen sexualmente, Dios está ahí, dispuesto a llevar a cabo su maravillosa obra creadora de nuevas personas humanas.

Al controlar artificialmente los efectos de la unión sexual, manipulamos a Dios, le desviamos su plan. Siendo el Señor y Dueño de todo, pretendemos excluirlo de un ámbito fundamental: el origen de la vida. Y Él, que como Dueño y Señor del mundo ha dictado leyes, resulta burlado por un procedimiento que va en contra de su proyecto. Ir en contra del proyecto de Dios siempre es un pecado.

6. Son validas las Críticas a la Iglesia Católica por su posición frente al preservativo

En mi país ONGs como Manuela Ramos, Flora Tristán, Apropo y la organización autodenominada Católicos por el Derecho a Decidir («Catholics for a Free Choice») llevan a cabo campañas criticando a la Iglesia por su posición respecto al Preservativo.

En sus ruedas de prensa y proyectos, estas organizaciones sostienen que la oposición de la Iglesia al uso del preservativo ha causado las muertes de miles de personas al minar los esfuerzos por detener la transmisión del virus VIH y a la multiplicación de hijos no deseados. Su objetivo es lograr que la presión pública sobre la Iglesia la haga cambiar de posición. Los anuncios transmiten la impresión de que a la jerarquía de la Iglesia no le importa el problema del Sida, el problema del control de la natalidad y el problema de la pobreza. "Los católicos se preocupan. ¿Lo hacen nuestros obispos?", preguntaba un anuncio del Post. "acusan a los obispos de asesinar personas cuando de hecho los obispos abogan por el único estilo de vida que protege contra el VIH/Sida: la abstinencia fuera del matrimonio monógamo".

La Iglesia católica es la organización que más ayuda ofrece en la prevención del Sida y en programas de ayuda a los pobres, a los niños abandonados y a las madre solteras. El servicio de asistencia católico, trabajando a través de las parroquias, es mucho más eficaz para atajar las raíces del problema que la propia red gubernamental de prevención del Sida y asistencia a los necesitados.

"La Iglesia desaprueba el intento de combatir la difusión del Sida y el control de la natalidad repartiendo al por mayor condones a los adolescentes en las escuelas y en los centros universitarios. Esto significa promover la promiscuidad. Demuestra un pensamiento seriamente confuso. La Iglesia respalda con firmeza y promueve --como ha hecho durante 2000 años-- la educación basada en los valores y en los programas de prevención. Son las únicas cosas que al final funcionan". (obispo Reginald Cawcutt de Ciudad el Cabo)

En Junio del 2000 fue controvertido y confuso un folleto de la Comisión Pastoral de Sida de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), en la que se expresa un matizado respaldo al uso del condón como manera de combatir el SIDA. Ello dio pie al Vaticano para transmitir de nuevo la doctrina católica sobre este punto. Mons. Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de Salud de la Santa Sede, señaló que la doctrina de la Iglesia no ha cambiado: el condón no es un medio para combatir el SIDA. El representante del Vaticano señaló que el uso de condones, en cualquier circunstancia, es contrario a las enseñanzas de la Iglesia. "La Iglesia defiende que la castidad y la fidelidad matrimonial es la mejor manera de evitar el contagio". Preguntado sobre cómo combatir el SIDA entre prostitutas y homosexuales, monseñor Lozano recordó que la enseñanza de la Iglesia al respecto sigue siendo la misma "expresada en el sexto mandamiento: no fornicar". Por ello, "la defensa de algunos, en el interior de la Iglesia, del uso de preservativos, es un hecho totalmente aislado". (...) "Cuando un obispo se aparta de la forma de pensar del episcopado, está equivocado".

No es infrecuente que haya personas que preocupadas por la extensión del SIDA opinen que la Iglesia debería reconsiderar su condena del uso del condón, como si muchas personas hubieran tenido esta norma moral en mente cuando se contagiaban del SIDA. Pero afirmaciones de este tipo circulan por los medios de comunicación alegremente, sin que prácticamente nadie se atreva a desenmascarar la insidia y la sinrazón que se esconde. Si analizamos el SIDA en África, debemos pensar que la influencia de la Iglesia católica se circunscribe al 15,6% de la población total de África. ¿Alguien se atrevería a afirmar que la epidemia del SIDA está azotando en mayor medida a la población católica que a la musulmana o a la animista? Es más, las autoridades sanitarias de las Naciones Unidas están ocultando a la opinión pública diversas estadísticas en las que se demuestra que la comunidad católica sufre en menor medida la plaga del SIDA. Es lógico que la predicación moral católica en favor de la monogamia y de la castidad tenga sus efectos positivos, en medio de unos ambientes de una promiscuidad generalizada.

En el caso de los católicos alejados de la práctica religiosa y de la vivencia de sus principios morales, ¿cabe suponer que quien es infiel a su mujer, vaya a respetar la norma moral católica contraria al condón, y que pueda llegar a contaminarse por mantenerse fiel a sus principios religiosos? Esa hipótesis es absurda. Evidentemente, quien no tiene escrúpulo alguno en ir con una prostituta, ni se planteará la cuestión de la moralidad del condón. Por tanto, acusar a la Iglesia católica de la extensión del SIDA es algo absurdo; y más bien, es una maniobra para negarse a reconocer la realidad bien contraria: sin la moral católica, la sociedad sería más promiscua y, en consecuencia, el SIDA estaría mucho más extendido.

Es de resaltar lo que hace el Vaticano sobre el SIDA: organiza Congresos; la primera cita en el Vaticano, en 1989, acudieron investigadores de la talla de Luc Montagnier, diez años después, a finales de 1999, el invitado de honor fue Peter Piot, director de ONUSIDA. El secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, el obispo español José Luis Redrado, anunciaba una colecta especial para los huérfanos del SIDA, y en un periódico declaraba que "la Iglesia ha sido pionera en la asistencia a los enfermos de SIDA. No sólo hay catorce documentos del Papa sobre la enfermedad, sino que hace ya más de diez años que yo mismo viaje a Estados Unidos para visitar el hospital Saint Clarence para enfermos de sida, atendido por Madre Teresa. Por entonces también los hermanos de San Juan de Dios y muchas casas diocesanas desempeñaban las mismas tareas en Europa, en India o en África". Y sobre todo la batalla que viene ganando la Iglesia de África al Sida predicando la fidelidad y la abstinencia entre parejas y diciéndole no al Preservativo.

7. Recomendaciones

Los padres tienen que conocer a qué edad física y mental de sus hijos e hijas, pueden y deben, hablarles sobre los peligros de usar preservativos, anticonceptivos y abortivos. Si no se lo explican los padres, lo harán los amigos de los hijos u otras personas con malas intenciones, cuyas graves consecuencias suelen ser irreversibles. Tienen que hacer especial énfasis, en explicárselo a las hijas, pues a estas les llegarán otros jóvenes, con cantos de sirenas, pidiéndoles “muestras de tu amor”, diciéndoles, que usando el preservativo están fuera del peligro, de lo que dicen sus padres.

Los jóvenes están continuamente bombardeados, desde los medios de comunicación y otros frentes, diciéndoles que usando preservativos, evitan los embarazos no deseados y que tampoco, se contagiarán del virus del SIDA u otras enfermedades venéreas. Que pueden hacer lo que quieran con sus cuerpos, porque son exclusivamente de ellos.

Mantener la castidad con la abstinencia sexual, hasta que se llegue el matrimonio y mantenerla hasta la muerte, con una gran fidelidad al compromiso adquirido, es la única forma efectiva, de no contraer la infección del virus del SIDA. Estigma que azota indiscriminadamente a toda la sociedad, pero principalmente a determinados grupos de jóvenes, que lo contraen a través del contacto sexual. Nadie quiere hablar a los jóvenes de la abstinencia sexual, como medida profiláctica, porque eso no es rentable, para los fabricantes de preservativos, anticonceptivos y abortivos.

Con las campañas de publicidad de los preservativos y su distribución gratuita a los jóvenes, se les anima a que practique las relaciones sexuales, con más periodicidad, asegurándoles que de esa forma tendrán sexo seguro. En contra de explicarles las ventajas de la abstinencia sexual. Se les está engañando, entre otras cosas, ocultándoles la mala seguridad técnica del producto.

Los preservativos no evitan los embarazos no deseados, ni evitan la gravísima transmisión del virus del SIDA. Al contrario, hacen aumentar el número de veces que los jóvenes practican el sexo, creyendo que quedan inmunes, a los problemas de los embarazos no deseados y a la infección del virus del SIDA. Pero cuanto mayor sea el número de veces, que practiquen el sexo fuera del matrimonio, muchas más probabilidades de asumir irreversiblemente, los errores técnicos y de fabricación de los preservativos, según lo demuestran todas las estadísticas.

La causa principal de los embarazos, no deseados entre adolescentes y la transmisión del virus del SIDA, es la ausencia de normas de vida sexual, normas que han existido siempre y gracias a las cuales los hombres, se han comportado de manera humana y han hecho posible, eso que se llama civilización

Es incomprensible, que el preservativo se presente como remedio, para evitar los embarazos no deseados y la infección del SIDA, puesto que se ha demostrado técnicamente, que aunque se utilicen debidamente, fallan muchas veces. Usar preservativos es, como jugar a la ruleta rusa, al tener que asumir los graves riesgos irreversibles que conlleva. Nadie a sabiendas y en su sano juicio, tendría relaciones sexuales, aunque fuera con preservativo, con una persona infectada por el SIDA.

Qué vergüenza para un padre, tener que decir a sus hijos que él, se ha infectado del virus del SIDA, porque tuvo relaciones sexuales, fuera de su matrimonio, a pesar de haber utilizado preservativos. Y que esa infección de SIDA, he contagiado a mi esposa, vuestra madre, y al niño que están esperando, vuestro hermano. Esposa e hijo totalmente inocentes, del crimen que ha cometido y por haberle convenido creer, la mentira de que los preservativos, preservan de las enfermedades contagiosas.

Además de su alta tasa de roturas y deslizamientos en el acto sexual, técnicamente se ha comprobado que la goma del preservativo, tiene poros mucho más grandes de diámetro, 5 micras que el virus del SIDA que tiene 0,1 micras, 50 veces más pequeño, que los poros del preservativo. Es como una pelota de tenis, entrando en el aro de baloncesto.

Debido a las campañas de promoción, del uso del preservativo, lo que ha originado el aumento de la promiscuidad entre los jóvenes, se han disparado todas las estadísticas llevadas hasta la fecha, sobre embarazos entre adolescentes y contaminación con el virus del SIDA, ya que desgraciadamente, ha adelantado la edad, en la que los jóvenes tienen las primeras relaciones sexuales.

Retrasar voluntariamente la edad de las primeras relaciones sexuales, es decir el uso natural del sexo, hasta la llegada del matrimonio, favorece la maduración del carácter de los jóvenes, dejando el uso de la capacidad procreativa, para cuando llegue el matrimonio.

Más vale prevenir que curar y los estudios realizados, demuestran que por cada dólar que se invierta en la promoción de la abstinencia sexual, los ciudadanos economizan, seis dólares en conceptos relacionados con los embarazos no deseados y la infección del virus del SIDA.

En los grupos sociales, donde más se hace propaganda, sobre la utilización de los preservativos, como herramienta para combatir la infección del SIDA, mayor es el índice de embarazos no deseados entre los adolescentes, y mayor el número de jóvenes, que se contagian con el SIDA. Mientras que en los grupos sociales, donde se hace hincapié en la práctica de la abstinencia sexual, hasta el matrimonio y la fidelidad conyugal hasta la muerte, es mucho menor el índice de infección del SIDA y los embarazos no deseados, entre los adolescentes.

Es lamentable que para algunas organizaciones sea más fácil y simpático, facilitar a los jóvenes preservativos, que fomentar la virtud de la abstinencia sexual, hasta antes del matrimonio.

El peligro de los condones es que siempre han promovido el disfrute del sexo, algo que al mismo tiempo promueve las enfermedades, la muerte, los embarazos y el contagio en al menos el 1% de las personas a las que los condones les fallan.

Es lamentable el resultado que está teniendo esta campaña del “sexo seguro” entre los jóvenes de mi país, madres jóvenes solteras y abandonadas es una verdadera epidemia. Recuerdo la ocasión en que me acerque al hogar de unos amigos a felicitarlos por el nacimiento de su nuevo hijo. La respuesta de mi amigo me dejó un amargo sabor en mi boca, y reflexionaba internamente sobre la falsedad de esta campaña del uso del preservativo; él me dijo: “Amigo, no es posible que tenga este hijo, he usado siempre preservativo”. Y volvía a reflexionar ¿Cuántos habrá en la misma situación?

Lo importante es hacerles ver a las parejas matrimoniales, a los adolescentes y jóvenes éstas y otras mentiras utilizadas por los que desean promover el sexo libre y los métodos anticonceptivos y el aborto. Son un enorme negocio en el que se ganan millones de dólares. La forma más segura, más sana, sin secuelas negativas y la más barata son la abstinencia y la castidad; pero no la promueven porque no da dinero. Al final es de mayor interés llenarse el bolsillo que la salud y la vida de millones de adolescentes.

Los están engañando y manipulando. Una pareja de esposos que se da verdaderamente cuenta de esto y se convence... arrastrará muchos otros a la vivencia de la sexualidad sana y humana adecuadas, es decir, la castidad según el estado de vida.

Todo esto debe ser dicho con claridad y apelando a la inteligencia del padre o de la madre. Una explicación científica y clara, con pruebas, datos y cifras concretas puede demostrar a la pareja de esposos que la propaganda que se hace de la libertad sexual (más bien libertinaje) es un engaño que quiere sacar dinero a costa de su vida y salud. No se necesita ni una fe concreta y real, ni valores morales; aunque claro que estos ayudan y mucho a quien los posee. Pero el discurso debe ser hecho desde el punto de vista de la salud y la verdad.

El preservativo garantiza cierta seguridad pero, frente a lo que mucha gente piensa, no protege totalmente contra el embarazo no deseado, como ha subrayado la OMS y los fabricantes de esto. Con la difusión del preservativo se promueve lo que se intenta evitar a toda costa: la falsa mentalidad del «sexo seguro»

La difusión del preservativo favorece a la vez la de una cultura proclive a la promiscuidad sexual. Los esposos se convencen de que es posible mantener relaciones sexuales sin riesgo pero, paradójicamente, los daños a la pareja a lo largo son mayores.

Desde luego es más fácil proporcionar un objeto, un preservativo, que educar en una mentalidad madura. "Un utensilio se fabrica, pero educar cuesta más y lleva tiempo".